Gijon debió tal vez su nombre a la gente ibérica, que pobló las playas y montes de toda la cordillera y que denominó el promontorio en que arraigaron aquí, entre los dos cabos: Eguí-gon, esto es: sitio estrecho ó recogido, alto y bueno; cuya palabra se convirtió después en Xixon por la suave tendencia del lenguaje bable. Dícese que los romanos establecidos en esta localidad, cerca de su famoso centro de las Aras Sextianas del Cabo de Torres, alzaron un templo y unos baños á la Fortuna, según una lápida, así como otros á Apolo y á Hércules. Predicó aquí el Evangelio San Torcuato, discípulo de Santiago.
El duque de Cantabria Favila erigió un palacio que habitó después Don Pelayo...
Comentarios recientes