Y Gijón crecia y crecia, no solo a lo largo y ancho, sino que también a lo alto. El boom urbanistico y la especulación que había comenzado a mediados de los cincuenta seguía a comienzos de los sesenta, ahora le tocaba el turno a La Playa, en los diarios locales se podian ver anuncios de venta de pisos en ¨el lugar más bello de Gijón¨. Por otra parte se potenciaba el turismo con aquel slogan de Gijón capital de la Costa Verde, la ciudad donde nadie es forastero.
Aunque la realidad era otra, Gijón tenia carencias como el alumbrado, alcantarillado, agua, sobre todo en los barrios existentes y en los de nueva creación. ¡Ay el grandonismo gijones! se miraba la cara en la playa y en el centro y daba la espalda a todo lo demás.
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