Hasta la segunda mitad del siglo XIX este espacio no contaba mayor aliciente que el tratarse de un altozano arbolado donde se ubicaba la capilla de Begoña. Pero pronto comienza a perder su carácter periurbano, para irse transformando progresivamente en la zona verde más relevante de la villa según esta vaya colmatando el recinto murado.
Su proceso de adecuación comienza en 1849, año en el que se destinan 4.000 reales de vellón –parte del pago efectuado por la fábrica de vidrios de Cifuentes, Pola y Cia por sus terrenos en la zona-, para la explanación del tramo comprendido entre la calle Covadonga y la plazuela de Menén Pérez. La intervención se ceñirá en la unificación de rasantes y la apertura definitiva de la calle Conde Don Alonso.
Casi una década después, en 1857, y siguiendo proyecto del maestro Cándido González, se produce la primera urbanización de la zona como paseo. Previamente fue preciso completar el nivelado y enrase del terreno así como el de todas las bocacalles que desembocan en él. Tras esta operación se procede a la plantación de una doble línea de arbolado y a construir una exedra en la cabecera de este espacio que ayuda tanto a delimitarlo como ofrece un primer amueblamiento al servir probablemente este murete de cantería como banco corrido.
Tras la desaparición de la muralla, se prosigue en 1876 con el desmonte y terraplenado del paseo, buscando su uniformidad definitiva hasta llegar a la altura de la carretera de la Costa, esto una vez alteradas las previsiones inicialmente formuladas que llevaban el límite meridional del mismo sólo hasta la altura de la calle Covadonga y que incluso comenzase a edificarse un nuevo edificio para la capilla en este punto.
Simultáneamente va produciéndose su progresivo amueblamiento, iniciado también en 1876 con la instalación de 24 farolas más una primera organización de su arbolado. En 1888 se construye el kiosco de la música proyectado por Rodolfo Ibáñez, año en el que también se instala por vez primera un alumbrado eléctrico –si bien con carácter excepcional y limitado a los festejos veraniegos-, compuesto por 17 columnas con lámpara de arco voltaico.
Desde el periodo de la Restauración, este espacio se consolida definitivamente como parque central de la villa, amueblándose, mejorándose y regularizándose su arbolado y convergiendo en él algunos de los centros de ocio y relación más destacados del periodo de entre siglos, incluyendo los primeros cinematógrafos.
Algunos de los elementos más significativos del mobiliario urbano –kiosco de necesidades, columnas de alumbrado modernistas, pérgola de Los Campinos, etc.-, se diseñan con destino a este espacio convirtiéndolo, a partir de la década de 1900, en uno de los más cuidados de la villa.
La última remodelación de importancia, dentro del periodo estudiado, se produce a comienzos de la década de 1920 y es resultado de un proyecto de remodelación trazado por Samuel Granda como jardinero municipal. La intervención consistió en un programa de renovación integral de los jardines manteniendo una distribución general de estilo francés, con una planta dominada por una equilibrada linealidad, en la que la vegetación queda definida por setos, parterres con flores, junto al mantenimiento del alineamiento rectilíneo del arbolado existente, completándose el conjunto con diversos elementos ornamentales, estatuaria y jarrones.
Paseo de Alfonso XII (9 de enero de 1875).
Con la Restauración monárquica así se llamó al paseo. El rey estuvo en Gijón en varias ocasiones: en 1858, cuando tenía 9 meses, con su madre; en 1876, en 1877 y en 1884.
Texto extraido de :La Obra Pública Municipal en Gijón (1782-1937) Hector Blanco Gonzalez
Fotografías de Alfredo Truan, hacia 1875.
Octavio Bellmunt año 1894.
Templete para la banda de música
Fotografía de Antonio Passaporte 1928
Fotografía de Constantino Suárez años 30
Estupendas fotos, sobre todo las primeras donde se ve el paseo en sus inicios.
Saludos.
Gracias Rubo. Efectivamente la primer foto es de la inauguración del paseo y pertenece a la colección del Padre Patac, en sucesivas entradas iré subiendo mas fotos e iremos viendo la evolución del paseo a lo largo de los años.
Mou,sera la nostalgia .
Pero a mi me gustaba mucho mas antes.
Gracias por la informacion.
Saludos
Hola Manuindiana. Es la nostalgia de caminar por las calles de un Gijón que año a año se nos va despintando, al ir perdiendo las vistas de nuestra infancia, yo no voy a entrar en la polemica que si antes estaba mejor o peor, lo que sí está claro, es que las ciudades crecen y se van convirtiendo en unas desconocidas a nuestros ojos. Es la vida.Pero para eso estamos aquí los que por aficción, queremos echar la vista atrás, para que el pasado no caiga en el olvido.En mis enlaces recomendados hay algunos, ojalá que hubiera más.