En la década de los 50, Gijón era una ciudad tranquila y habitable, comedida y cortés. Los años 40 oscuros,tristes y silenciosos, cargados de hambrunas, habian pasado, y pareciamos caminar, expectantes, pero resueltos, por el camino adecuado, hacia la gozosa prosperidad de los 60.
El paisaje urbano ya no estaba tan roto y descalabrado, por la metralla de la guerra civil, como lo habia estado. Se reconstruian los inmuebles (sin sentido estético, mal, pobremente es decir de forma particularmente rica), se reparaban los destrozos, se lucían las fachadas. los Gijoneses, tantos años callados en público, volvían a elevar la voz en los cafés y en los chigres; no mucho, pero sí algo.
En las cafeterías a la moda había ahora señoritas y señoras jóvenes, hermosas, bien vestidas, que...
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