La zona rural gijonesa. Un espacio en continua transformación. Francisco Javier Granda.

Habitar programa que ofrece recursos para la interpretación de la ciudad, del lugar en que vivimos, como un derecho al espacio público, a la movilidad, a la vivienda, a la salud, a la cultura, a la belleza. Para construir de forma colectiva un lugar de convivencia con una perspectiva igualitaria y de justicia social.

Está coordinado por el departamento de educación con la colaboración de distintos servicios municipales.

Hasta hace unas décadas, el espacio rural gijonés era el trasunto de una organización territorial que se fue gestando desde el Medievo, según el cual la tierra estaba en manos de unos pocos propietarios y era explotada por colonos o aparceros que subsistían con lo poco que les quedaba una vez satisfechas las rentas a los propietarios. Con el tiempo, las grandes heredades se dividieron en pequeñas unidades de producción, las caserías, que constituyeron la base sobre la que se organizó la vida social y económica del mundo rural gijonés. Con el paso del tiempo, este mundo arcano y quedo (especialmente la zona más próxima a la ciudad consolidada) se vio invariablemente sometido al influjo de la marea urbana, que lentamente fue socavando sus cimientos (las prácticas agrícolas y ganaderas) hasta convertirlo en un espacio en almoneda, en un territorio poliédrico, heterogéneo, funcionalmente complejo y en continua transformación.

Este cuaderno (nº 5) forma parte de los recursos de la colección MATERIALES PARA INTERPRETAR LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA.

+ INFO Programa HABITAR

Descargar aquí: La zona rural gijonesa. Un espacio en continua transformación.

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