
Todo el color del Gijón en los setenta se rescata de la basura
El Muséu del Pueblu d’Asturies rescata un álbum de diapositivas que apareció en un contenedor y muestra imágenes singulares de la ciudad.
Diario El Comercio. M. F. Antuña. Sábado, 26 de julio 2025
Los setenta tienen un color especial. Las diapositivas aportan a la fotografía una luz distinta, unas tonalidades extrañamente vibrantes y saturadas. Las películas de Kodak Kodachrome y Ektachrome han dejado para la posteridad esos colores que retratan un mundo en cambio, al menos en España, que vivía el fin de una dictadura y el arranque alegre de la democracia, que se transformaba en lo social, en lo político, en su urbanismo. De ese periodo de tiempo da constancia una nueva incorporación a los fondos del Muséu del Pueblu d’Asturies. Y tiene tras de sí esa colección de 559 diapositivas un auténtico historión aún por desvelar por completo. Quien se presentó un buen en el museo con ellas perfectamente organizadas las encontró en un contenedor del barrio gijonés de El Coto.
En la basura se hallaba el meticuloso trabajo de un fotógrafo anónimo que bien podía ser un aficionado y que puso en ese afán una voluntad tanto artística como documental. Y no solo eso. También las ordenó, rotuló los nombres de los lugares, los años en los que se hicieron. Mostró una firme voluntad de contar ese tiempo, que en realidad parte de finales de los años sesenta y llega hasta principios de los ochenta, pero que se detiene fundamentalmente en los setenta. Están en perfecto estado de conservación, y eso con las diapositivas no siempre sucede.
Realizado el rescate, se han digitalizado algo menos de la mitad de las fotografías, muchas de las cuales ofrecen información importante para conocer, o al menos recordar mejor, la ciudad que Gijón fue. El puerto, la playa, la Feria de Muestras, el Parque de Isabel la Católica, las Mil Quinientas son solo algunos de los lugares retratados. Y es curioso que hay también estampas del Pueblo de Asturias que han sorprendido en el espacio cultural. No se conservan en el inmensa fototeca que atesora más de dos millones de imágenes fotos de algunas construcciones ya desaparecidas, como es el caso del tendejón donde se hallaba el llagar o una cabaña cubierta de paja. En esa colección destacan igualmente fotografías de la Ciudadela de Celestino Solar, aún habitada, y tampoco abundan las fotografías que retratan ese espacio hoy abierto a las visitas para contar su pasado. Hay también una colección de imágenes de la parroquia de Santurio.
Cierto es –como apunta Juaco López, director del Muséu del Pueblu d’Asturies– que es poco común a día de hoy dar con este tipo de material en la basura, algo absolutamente habitual no demasiados años atrás. Pero el conocimiento del trabajo que lleva a cabo la fototeca asturiana ha sensibilizado a una población que acude a donar. Ya no se tira sin más, aunque de vez en cuando ocurre, como esta ocasión. «Hacía mucho tiempo que no recibíamos material salido de un contenedor en la calle, ahora recibimos muchísimas donaciones de particulares, de gente que tiene que desalojar casas vacías», explica López.
En ese proceso de concienciación colectiva está jugando también un papel importante la exposición ‘Epicentro’, que alberga el Palacio de Revillagigedo y que está recibiendo en los últimos días más de seiscientas visitas en cada jornada. Ha habido también donaciones vinculadas a esta muestra que pone de manifiesto el valor de la gran fototeca que sirve para contarnos a través de las fotografías de profesionales y también de aficionados, tanto en blanco y negro como a todo color. El color de esos sesenta cambiantes que aquí se rescatan través de las ya casi olvidadas diapositivas que exigían ser proyectadas. Ahora se miran de otra manera.
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