Aportación a la biografía de Rosario de Acuña
(BIDEA número 117 abril 1986 página 151) reúne una valiosa información sobre la vida gijonesa de la escritora, centrándose sobre todo en su testamento y su dispersa bibliografía, entreverada con las vivencias del autor: <<mi infancia transcurrió más en la playa que en el domicilio y en la escuela>>, escribe para remarcar la persistencia en la retina de la solitaria casa del Cervigón, origen de su interés por la escritora. En el texto aparece Amaro del Rosal, notable socialista exiliado en México, que proyectaba una biografía de Rosario de Acuña, nunca publicada, según nuestras noticias, al menos en España.
Más fortuna han corrido sus obras dramáticas como El Padre Juan (editada por el Ateneo Obrero gijonés en 1985, con nuevos datos aportados por José Bolado) o Rienzi el tribuno (edición de María del Carmen Simón Palmer en Castalia ed.).
La más completa biografía hasta el momento es la que sirve de prólogo a los Artículos y cuentos Ed. Ateneo Obrero 1992) del mismo José Bolado. También aparece citado en el trabajo otro exiliado ilustre, primero en México y más tarde en la extinta Unión Soviética, el poeta llanisco Celso Amieva, que mantuvo una copiosa correspondencia con mi padre.
Aquellas gruesas cartas, con remite en caracteres cirílicos, salvo el verdadero nombre del escritor (José María Álvarez Posada) despertaban nuestra curiosidad infantil, siempre insaciable. A nuestro padre le gustaba repasar la correspondencia en la mesa de la cocina, justo después de comer, antes de enfrascarse en su estudio a responderla. Muchos años después, en el verano de 1975, Celso Amieva visitó nuestra casa, el mismo día que mi padre pronunció el pregón del Día de la Cultura en la Carbayera de los Maizales, en plena exaltación predemocrática. Gozosos días de verano en los que el poeta se reencontró con Asturias tras casi cuarenta años de exilio forzoso. Moriría en 1988. También mantuvo un abundante intercambio epistolar con otro gijonés exiliado, primero en Argentina y hoy en Estados Unidos, el casi centenario Alicio Garcitoral, novelista, político e intelectual tenaz, que aún se niega a volver a su tierra, fiel a sus ideas republicanas. Y con Alfonso Camín el carteo fue constante, hasta su definitivo regreso a su Porceyo natal. Entonces la amistad se intensificó aún más. Repasar algunas de esas cartas, como a veces hago, no deja de ser un ejercicio melancólico: demasiados afanes sepultados bajo la tierra leve. La misma tierra que acoge a Rosario de Acuña en el cementerio civil, en su austera tumba, coronada con sus iniciales por iniciativa de Ateneo Obrero.
Introducción de José María Castañón Loché ¨Chema¨, hijo de Luciano Castañón, al libro Escritos gijoneses (1979-1986) año 2001.
Los datos biográficos pertenecen al libro: Efraim Pintor (Cuento Inédito) Luciano Castañón ¨Chano.¨
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