Tras veinte años de polémica sobre su emplazamiento la construcción del puerto del Musel arrancó en 1893. Durante las obras, los accidentes fueron tributo obligado a una obra civil de esa envergadura, pero el peor accidente de la historia del Musel tuvo lugar en 25 de febrero de 1913, que pasaría a la posteridad con el nombre de Catástrofe del Musel. En esa aciaga jornada, una explosión de 6 tm. de dinamita en la cantera del puerto provocó la muerte a 22 personas.
Ramón Mª Alvargonzález Rodríguez
Hemeroteca diario El Comercio.
Hemeroteca diario ABC.
La ilustración Artística. Hemeroteca Prensa Histórica.
Diario Las Ocurrencias. Hemeroteca BNE.
Mundo Gráfico. Hemeroteca BNE.
Las tres primeras fotografías y ésta última pertenecen al libro: La catástrofe del Musel, cien años después. 1913-2013. Editado por la Fundación Alvargonzález en el año 2013 para conmemorar el centenario del trágico suceso.
«El Musel se cobró un tributo en vidas»
Ramón Alvargonzález explica que el accidente «para el Gijón de entonces supuso una conmoción total» La Fundación Alvargonzález prepara una muestra sobre la explosión de 1913 en la que murieron 22 personas
La Fundación Alvargonzález -calle de Óscar Olavarría, 11- quiere recordar la mayor catástrofe registrada en las obras de construcción del puerto de El Musel, al cumplirse el centenario de la explosión que se cobró la vida de 22 personas y dejó cientos de heridos. Para ello, el próximo día 25 se inaugurará, a las 19.30 horas, la exposición ‘La catástrofe de El Musel. Cien años después. 1913-2013’.
Ramón Alvargonzález, presidente de la fundación y comisario de la exposición, explicó que «para el Gijón de entonces supuso una conmoción total. No sólo por el elevado número de personas afectadas, sino también porque pertenecían a todas las clases sociales. Hubo una imponente manifestación de duelo en las calles. Se calcula que el día de los funerales salieron unas 30.000 personas y hay que tener en cuenta que entonces la ciudad tenía unos 60.000 habitantes. La mitad de la población de Gijón estaba en la calle».
Cabría pensar que hace cien años la respuesta de la ciudad ante una catástrofe de este calibre no habría sido lo suficientemente efectiva, pero no fue así. Ramón Alvargonzález explica que «la respuesta fue inmediata, con todos los medios que había en aquel momento. La mayor parte de los médicos de la ciudad acudieron a El Musel, para atender a los heridos. También se habilitó todo el equipamiento de la Casa de Socorro, que estaba junto al Hospital de Caridad, en la calle de Cabrales, para recibir a las víctimas».
Solidaridad
Además de la respuesta sanitaria, la ciudad también se volcó con los afectados, el presidente de la fundación, que es descendiente del jefe de la obra y una de las víctimas de la explosión, Victoriano Alvargonzález, apunta que «las autoridades y las fuerzas vivas de la ciudad se movilizaron para paliar la situación de las víctimas. Se hicieron cuestaciones para apoyar a las familias de los fallecidos, que prácticamente se habían quedado en la indigencia. Hubo recogidas de dinero tanto por parte del Ayuntamiento de Gijón como por entidades privadas, como el Club de Regatas».
El 25 de febrero de 1913, la explosión de seis toneladas de dinamita y pólvora en la ladera de la Campa Torres, en la cantera conocida como El Tangón, con la que se pretendía conseguir relleno para continuar con la obra de El Musel, causó la muerte de 22 personas y dejó más de 300 heridos. La exposición pretende recordar este suceso, aunque Ramón Alvargonzález cree que «sí es conocido por los ciudadanos, pero el paso del tiempo todo lo borra. Nuestra intención es recordar el tributo que hubo que pagar en vidas humanas por una infraestructura vital para la ciudad, como es el puerto de El Musel».
Fue el accidente más grave, pero no el único. Sólo un año antes se había registrado el fallecimiento del ingeniero Alejandro Olano y cuatro trabajadores del puerto durante un temporal, cuando trataban de asegurar la grúa Titán, con la que se estaban colocando los bloques de la escollera de un dique. No obstante, el primero «tuvo en aquella época una repercusión mediática muy importante en la prensa local y nacional».
En cuatro partes
Por ello, la muestra tratará de trasladar a los gijoneses no sólo los detalles del accidente, sino todo lo que supuso para la ciudad. Ramón Alvargonzález indica que la exposición, que va acompañada de un folleto alusivo, está dividida en cuatro partes. La primera de ellas «es sobre la construcción del puerto». Las obras El Musel comenzaron en 1893 y el inicio de la actividad comercial en sus dársenas no se produjo hasta 1907. En la exposición se podrán ver planos y fotografías del comienzo de la construcción y de los distintos equipamientos utilizados en la obra.
La segunda parte de la muestra es la dedicada al accidente, con testimonios gráficos de la época procedentes de revistas y periódicos, así como imágenes de los multitudinarios funerales celebrados por las víctimas. Se podrán ver reproducciones de los principales periódicos de la época, entre ellos EL COMERCIO, con las crónicas que se publicaron del suceso y los días posteriores.
La tercera parte sería la dedicada a la personalidad de Victoriano Alvargonzález, con fotografías y documentación personal.
Finalmente, la cuarta parte de la muestra es la dedicada a la colocación a la entrada del puerto, en 2002, de la lápida conmemorativa con los nombres de los fallecidos. Se podrán ver una reproducción a tamaño natural de la placa y varias fotografías del acto oficial, al que acudieron las principales autoridades del Ayuntamiento y de la Autoridad Portuaria de Gijón.
Artículo de MARCO MENÉNDEZ, publicado en el diario El Comercio el lunes, 18 febrero de 2013
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