Sábado 6 de octubre
La situación está estancada. Las fuerzas gubernamentales defienden el centro de la ciudad, cediendo los barrios a los revolucionarios. Las fuerzas de Asalto recorren constantemente la población, estando acuarteladas en el Instituto Jovellanos; además de colocar un grupo en la terraza de la Telefónica, dos grupos se posicionaron cerrando Begoña en dirección Ramón y Cajal en dirección a la Cárcel del Coto. La GC estableció puestos de vigilancia en las entradas de Villaviciosa y eran los que defendían Correos y Telégrafos; los carabineros vigilaban el Muelle y el comienzo de Marqués de san Esteban, mientras que la guardia municipal defendía el Ayto.
Las fuerzas gubernamentales en Gijón eran: Un batallón de Zapadores con 400 soldados; la GC tiene cuarteles en La Calzada, El Llano y el tristemente conocido cuartel de Los Campos, entre los que suman mas de un centenar de números de una Guardia Civil que tenía diseminadas por Asturias 798 gg.cc, mas que Madrid (659) y Barcelona (727). Los de Asalto contaban en Asturias con 560 guardias: alrededor de 200 en Gijón; 24 carabineros; un par de docenas de guardias municipales. Habría que sumar algún guardia jurado armado de empresa y unos pocos falangistas voluntarios, que mientras había tiros no aparecieron, pero una vez silenciadas las armas, sí lo haría un centenar de miembros de Acción Popular: era la hora de la delación y las palizas en los calabozos.
¿Y sobre los “topos” de Asalto, qué? Pues nada, se montan varias citas, se pierde el contacto y, del cabo y de sus seguidores de Asalto, nada se saca.
Las 5 de la tarde. Hartos de espera y conscientes de haber perdido tiempo y capacidad de sorpresa, se toma la decisión de iniciar el movimiento revolucionario y tras desechar el plan de dejar sin luz a Gijón, hasta que fuera una necesidad del movimiento, se da la orden a los hombres de concentrarse en Tremañes. Alrededor de las 7 de la tarde ya hay 400 cenetistas, y un pequeño grupo de la UGT y la CGTU. Algunos tienen pistolas y escopetas. En ese momento llegan los que habían ido a enlazar contando que La Felguera estaba tomada y que se había proclamado el comunismo libertario y el compañero de Oviedo relata los fuertes combates que se estaban dando el la Fabrica de Armas, diciendo que pronto Oviedo estaría en poder de los trabajadores. Sabían que numerosos pueblos mineros estaban en poder de los revolucionarios. Los ánimos se exaltaron tras tanta espera.
Salen de nuevo armas escondidas en el arsenal de la CNT en Tremañes: 70 fusiles y escasa munición. JMª Martínez se dirige a los revolucionarios que están en aquel prado de Tremañes y da los ánimos y las órdenes precisas.
Guardias de asalto apostados en la Escalerona, 6-10-1934. Fotografía Constantino Suárez.
El plan para asaltar la ciudad:
Se partía de dos importantes premisas que jugaban en contra: la perdida de dos días y del efecto sorpresa .
Sobre la base de los hombres que habían podido armarse (62 hombres: 8 de UGT, 3 de CTGU y el resto CNT), se constituyen cuatro grupos,
Cada grupo lo componen 16 hombres armados de fusiles y bombas de mano.
Se determina la toma de Cimadevilla para desde allí, establecer el asedio sobre el Ayuntamiento.
Se decide también la toma de la estación de Radio para lanzar una proclama instando al pueblo de Gijón a la insurrección.
Desde ayer un grupo está situado en Veriña, a la salida de la carretera de Avilés.
Se establecen patrullas de ronda en el Natahoyo y La Calzada
Se decide que pequeños grupos con escopetas y pistolas, se dediquen a hostigar y desconcertar a las tropas del gobierno por el centro de la población.
El asalto a Gijón a las 22:00 h
Los grupos bajan hacia Gijón:
El 2º Grupo consigue llegar hasta el Teatro Jovellanos y avanzar hasta casi el final de Begoña, tras enfrentarse con un grupo de soldados. Desde lo alto del Instituto y de Correos, son repelidos por los de Asalto. Se repliegan hacia el Llano.
Grupo 3º. Prácticamente la misma maniobra pero llegando a la Plaza del 6 de agosto. Se retiran al Llano.
Los dos grupos organizan la defensa del Llano con barricadas y de vez en cuando, salen para hostigar a los guardias que había en la Plaza del Sur.
1º y 4º grupo avanzan hacia Cimadevilla, siendo “paqueados” desde edificios particulares. En los Jardines de la Reina, se desarrolla un fuerte tiroteo y los dos grupos logran entrar en Cimadevilla en donde se empiezan a levantar las barricadas. Se realiza un ataque al cuartelillo de los carabineros causándoles una baja.
Por la zona de la Plaza de toros opera algún grupo que en esa noche, ataca el cuartel del GC de Los Campos, causando una baja y después se retira.
Durante toda la noche, se escuchan detonaciones de dinamita y disparos
Las fuerzas gubernamentales, a pesar de tener posiciones ya tomadas desde el día anterior son sorprendidas por el arrojo de los revolucionarios. El día acaba en tablas, si bien, parte de los objetivos están conseguidos.
Domingo 7 de octubre
A primeras horas de la mañana llega al Musel en buque Libertad, escoltado por los cañoneros Xauen y Cánovas Cervantes. Su intención era fondear en Avilés pero los revolucionarios allí, habían hundido un barco en la bocana del puerto, impidiendo el atraque de los barcos gubernamentales.
Los revolucionarios continúan con sus idas y venidas a Oviedo y La Felguera para conseguir armas. Como ya se dijo, en Cimadevilla se asalta el cuartel de carabineros produciendo una baja y la Escuela Naval en donde se consiguen 11 fusiles y munición de fogueo. En el Club de Regatas, hondea la bandera Roja.
El tren: El coronel Moriones bajo amenaza de muerte a los ferroviarios huelguistas, logra que formen un convoy militar para desplazar al regimiento 29 de Infantería llegado en el Libertad, hasta su destino: Oviedo… Pero tenían que recorrer seis kilómetros hasta llegar a la estación del Norte, que como se contará, no iba a ser un paseo.
Hostigando al 29: En Jove, nada más salir se les recibe con algunos disparos de escopeta. No podían bajar por la Gran vía del Musel y deciden ir por el interior. En lo alto de la Carretera Vizcaína, cruzando para la carretera de Oviedo, JM Martínez y otros dos cenetistas, comenzaron a disparar intensamente contra la columna de soldados. La columna retrocede para parapetarse y en esa posición estuvieron un buen rato, hasta que el jefe que mandaba la fuerza, dio la orden de replegarse hacia Mariano Pola para intentar conectar con los dos escuadras que Moriones había enviado a su encuentro y conducirles hasta la estación del Norte: ¡¡ Aquel batallón había sido frenado por tres hombres y habían empleado 4 horas para recorrer 6 km!!!
Cimadevilla: las fuerzas gubernamentales desde los arcos del Ayto, la terraza del Hotel Los Laureles, la iglesia de San Pedro y el Banco Urquijo, disparan contra las barricadas. Los revolucionarios escatiman las balas. Situación estancada
las 4:30 h, el 29 de Infantería sube al tren. Pequeños y disimulados sabotajes de los ferroviarios, impiden que el tren no salga hasta pasadas las diez de la noche. El tren se pone en marcha y a la altura del Cerrillero (La Algodonera) el tren vuelve a parar, teniendo que hacer noche allí.
Por la noche: Nuevas promesas del Cte Revolucionario: en cuanto se tome Oviedo, que está a punto, saldrán los refuerzos para Gijón.
El Libertad: Por la noche, el buque Libertad fondeado en la ensenada del Musel, lanza los primeros pepinazos “disuasorios” contra Cimadevilla. No causan daños.
Barricada en Cimavilla, 9-10-1934. Fotografía Constantino Suárez.
Las barricadas de los barrios.
Lógicamente, las barricadas que se hicieron en las diferentes barrios de Gijón, tenían el doble propósito de defender las posiciones, establecer la guardia y, desde ellas, permitir el salto de pequeños grupos que hostigaban al ejercito y a las demás fuerzas gubernamentales.
Barricada de Cimavilla, entre Las Cruces y Ave María
Cimavilla: durante la noche y de madrugada, los revolucionarios circulaban por el barrio, con un “santo y seña” improvisado pero asumido: “¡FAI!”, al que se contestaba: “¡Está!” o “¡Estamos!”. Se cortaron los accesos al barrio. Una barricada frente a la Capilla de San Juan, cortando la entrada desde la plaza del Marqués; otra al final en el tránsito de Las Ballenas, defendiendo un posible acceso mediante desembarco de fuerzas; dos barricadas haciendo una pequeña “plaza” frente a la Casa de Nava, que permitía el asedio del Ayuntamiento, exactamente una al pie de la torre del Reloj y otra en la puerta de la Capilla de Los Remedios; otra en la subida oriental a Santa Catalina, a la altura de Ave María y, por último dos a la entrada de la Fabrica de Tabacos. Los revolucionarios tomaron el Palacio de Revillagigedo, la Iglesia San Pedro, el Colegio Santo Ángel, Casa Rectoral y el Club de Regatas donde hondeó la bandera Roja.
Se cuenta que un conocido delincuente del barrio “El Biribí”, aprovechando la confusión robó un reloj en una casa, condenándole a vigilar en los puestos de mayor peligro. Los comerciantes del barrio contribuyeron con latas de conservas y comestibles.
Las barricadas de Cimavilla estaban hechas con lanchas, colchones, tablones y aserrín.
Ceares. En el alto de Ceares, de unos depósitos municipales que había en la época, fueron sacados diferentes materiales: cubas de riego, camiones, materiales diversos, con los que se hizo una barrica frente a los Jesuitas y otra algo más arriba. El Objeto de ambas, era defender el acceso a El Llano.
El Llano.
Piénsese que toda la caída de Ceares a El Llano desde lo que hoy es la calle San José, era prácticamente un descampado, hasta llegar a la Electra. Desde allí y en paralelo con la Avda. Schulz o carretera Carbonera, en ambos lados, corrían dos o tres calles hasta lo que hoy es Eleuterio Quintanilla, que en su confluencia con Schulz, tenía un gran lavadero. Desde allí hasta el cruce con la Carretera del Obispo (El Llano de Arriba), era un descampado casi absoluto, salvo algunas edificaciones de cara a la avenida a mitad de camino.
Barricada en Cimavilla, 9-10-1934. Fotografía Constantino Suárez.
En dirección a la Carretera de Oviedo, además de la zona de El Frontón (enfrente del IES Jovellanos) había edificaciones sólo hasta Prendes Pando y el núcleo comprendido por encima de esa calle, hasta llegar a lo que hoy es Manuel Llaneza y Pérez de Ayala y más cercanas a Schulz: me refiero a todo ese núcleo tras Peritos y el IES Jovellanos que aun mantiene la misma estructura urbana de calles estrechas y algo a “la brava”.
Pues bien, la ubicación de las barricadas de El Llano, obedecían a la defensa de ese núcleo urbano, que arranca en la Puerta de la Villa y cuyo eje central es la Avd. Schulz, hasta la zona (hoy) de los Institutos, siguiendo por Pérez de Ayala y cerrando en lo que hoy sería Juan Alvargonzález, en cada calle había una barricada defendiendo un posible acceso desde la Carretera de Oviedo. De allí hasta el Llano de Arriba -en la Fabrica de Orueta al principio de la Carretera del Obispo, donde estaba situado el Comité Revolucionario-, dos barricadas más en la Avd. Schulz parapetada por la trasera de los edificios existentes.
Barricada principal de El Llano, en la confluencia de la Avda. de Schulz y lo que hoy es Manuel Llaneza. En torno a ella se organizó una fábrica de bombas de mano y un Hospitalillo que después se emplazó en la Capilla Evangélica del Barrio por ofrecimiento de su responsable
Natahoyo: Se levanta alguna barricada en la llamada Gran Vía del Musel (Mariano Pola)
La Calzada: De Cuatro Caminos al Musel, en los primeros días se levanta una barricada y otra mas “contundente” en el propio Cuatro Caminos, con objeto de cortar el avance desde el puerto de las tropas que habrían de ir desembarcando.
Para la elaboración de las cuatro entradas utilicé el artículo: ¨ Diario de la Revolución de 1934 en Gijón¨ de Boni Ortiz. Está recogido en la web de la Fundación Andreu Nin dé Asturies.
Las imágenes pertenecen a las siguientes hemerotecas:
Fondo Constantino Suárez. Museu del Pueblu de Asturies.
Hemeroteca de Gijón: Diario El Noroeste y La Prensa.
Hemeroteca ABC.
Hemeroteca de La Vanguardia.
Hemeroteca Nacional de España: Estampa y Mundo Gráfico
Y del coleccionable de La Nueva España ¨La revolución de Octubre de 1934 en Asturias¨.
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