Plaza del Instituto o de La Estacada En un punto más céntrico, la plaza oriental del Instituto –primero conocida como La Estacada y luego bautizada con el nombre de esta Institución-, fue tempranamente conformada como plaza pública ajardinada según un proyecto redactado en 1863 por Lucas Maria Palacios. Esta parcela cuadrangular, se realza con vegetación y se amuebla con 20 asientos de piedra con respaldo de hierro, 8 asientos de madera y 21 farolas; además de acoger a la fuente de La Estacada, trasladada hasta tal punto desde la confluencia de las calles Matriz y San Bernardo. Este primer espacio lúdico dentro del área del Plan de Mejoras, será desmantelado en poco más de una década al efectuarse la construcción del mercado de Jovellanos a partir de 1873.
El plan de mejoras de 1867 declara como la intervención especial más urgente la construcción de un nuevo mercado cubierto. Las más que probables deficiencias de los dos existentes en la villa, sumaban ahora la necesidad de la demolición de uno de ellos –el de las Hortalizas- debido a la prevista prolongación de la calle del Instituto. Tras una larga especulación sobre su emplazamiento bien en la plaza del Carmen bien en la del Instituto, la Corporación se decanta por el segundo lugar debido al ahorro que supone no comprar los terrenos; cosa que si exigía la otra alternativa. Esto conllevó una notable protesta por múltiples factores –desde la pérdida de esta plaza como jardín público, hasta lo poco céntrico del emplazamiento-, sin que esto supusiese ninguna variación sobre lo acordado.
El Instituto Jovellanos, Septiembre de 1878, a continuación el Mercado Cubierto.
Fotografía Archivo Municipal de Gijón.
En 1869 el maestro de obras municipal, Cándido González, firma el proyecto para un moderno edificio de hierro y cristal, que ocupa una superficie de 1.446’40 m2 y cuenta con capacidad para 424 puestos, distribuidos en 48 localidades sobre sus cuatro lados y 376 en el centro. Las dificultades económicas del Municipio por una parte, y la evidente rentabilidad de la explotación del inmueble por otro, harán que aparezca el interés particular por la gestión del mercado. A comienzos de 1873, Manuel Manso y Anselmo González del Valle plantean esta opción al municipio, asumiendo los gastos de construcción, a cambio de una concesión del mercado por 99 años y el ingreso en las arcas locales del 10 % de la recaudación anual, corriendo por parte del Ayuntamiento la aportación del solar y el proyecto. La Corporación se muestra conforme con esta operación en el Pleno del 12 de abril de 1873, firmándose la escritura de concesión el 6 de mayo siguiente. El inmueble queda finalizado en 1876, inaugurándose el día de San Pedro de ese año. Tras aprobar el Ayuntamiento su reglamento de funcionamiento el 10 de julio, comienza a funcionar efectivamente la víspera de la festividad de Santiago.
Fotografía de Alfredo Truan Luard . Fototeca Museo del Pueblo de Asturias.
Mi agradecimiento para Javier Moreno por facilitarme esta copia del original con una calidad excepcional.
Manuel Manso sentado, con sombrero blanco posa para el fotógrafo en el mercado engalanado para la celebración del baile, que se verificó en el verano de 1875, un año antes de su inauguración como tal.
EL MERCADO CUBIERTO 1875 Ia guerra carlista se halla en plena virulencia. De muchas partes de la Península, pero principalemente, de las provincias vascongadas, llegan noticias estremecedoras de hechos de campaña. Donde existe más tranquilidad es en Galicia y Asturias, regiones en que el carlismo no había tenido brotes de importancia. No obstante, don Carlos sabia que partidarios suyos no exteriorizaban aquí sus sentimientos, porque no tenían un mando que les organizase. Fue entonces cuando el Pretendiente dispuso la expedición del general Miguel Gómez, que había de tomar resoluciones para consolidar la causa carlista en las provincias gallegas y en Asturias. Gómez permaneció en Oviedo algún tiempo. Con igual designio vino a Gijón el general Sanz. Pero las cosas no cambiaron. Había, pues, tranquilidad en estas regiones. Tanta, que Gijón fue escogido por muchas familias vascas que huían de Bilbao, la ciudad de los sitios. De allí llegaban constantemente gentes que buscaban refugio en nuestra villa. La colonia vasca se desvivía atendiéndoles y proporcionándoles entretenimiento. Hasta que llegó la época en que todos los sectores sociales buscaban distracción bailando. Los vizcaínos aquí residentes se decidieron a dar un baile en honor de sus paisanos. ¿Pero dónde podrían celebrarlo? La solución llegó enseguida. Cerca del Instituto, sobre la Plazuela que se llamó de la Estacada, el distinguido gijonés don Manuel Manso construía un gran mercado cubierto, cubierto estaba ya, y casi terminado, con grandes bastidores de hierro y cristaleras. Era el primero que se conocía en Gijón. Hablaron los vascos con el señor Manso, quien, movído por sentimientos de hospitalidad y cortesía, puso a su disposición el mercado. Se engalanó éste de forma adecuada, y los vascos y sus amigos pudieron disfrutar de uno o más bailes, como lo hacían en otros salones los gijoneses que vivían tranquilos y nada querían saber de la guerra. Cuéntase, también, que este precedente animó años más tarde, a otros sectores de la sociedad local, a pensar en el magnífico mercado para celebrar bailes. Quienes esto dicen, aluden a otra guerra, guerra menor y de carácter localista, la de muselistas y apagadorista. Mientras estos últimos disponían del magnífico salón del Teatro Circo Obdulia, o sea el de Los Campos Elíseos, aquéllos tenían que buscar su pista de baile en otros sitios. Y uno de éstos, como decimos, pudo ser el nuevo mercado que utilizaron los vascos aquí refugiados. Quizá de entonces proceda esta frase del humor gijonés: Bienaventurados los «Mansos» porque de ellos es el Mercado cubierto.
Joaquín Alonso Bonet. Pequeñas historias de Gijón. Hemeroteca del diario El Comercio. 11 de Febrero de 1991
Otra imagen de aquel evento. Fotografía de Alfredo Truan Luard . Fototeca Museo del Pueblo de Asturias.
Compartida por Elvira Hevia Mendiguren.
Mercado de hierro en la Ilustracion gallega y asturiana. Publicada en 30 Abril de 1879
Mercado Cubierto. Nemesio Martinez Guia Ilustrada 1844
Álbum Artístico de Gijón, Tomo II. Talleres de fototípia y litografía de Octavio Bellmunt, hacia 1894.
Instituto y Mercado. Fototipia Hauser y Menet hacia 1897
A pesar de que el Reglamento para el régimen y orden de los Mercados de Gijón, aprobado en 1876, disponía que «la venta de toda clase de comestibles, que hasta ahora se efectuaba en las calles y plazas de esta villa, a excepción del pescado y la carne de cerdo [practicada en la pescadería sobre el muro], tendrá lugar en el nuevo Mercado de Jovellanos, prohibiéndose toda clase de puestos en la vía pública», salvo unos puntos específicos regulados oficialmente en la plazuela de San Lorenzo conocidos como tiendas del aire desde 1871. En un comunicado que envia Manuel Manso al diario La Opinión con fecha de 28 de Enero de 1878, comprobamos que el Ayuntamiento siguen permitiendo la venta de comestibles fuera del Mercado.
Escueta nota de defunción de Manuel Manso Gonzalez en el diario El Comercio 11-11-1882
Gerardo Bustillo, vista esteroscópica del Mercado e Instituto de Jovellanos de Gijón / Xixón, hacia 1905.
Muséu del Pueblu d’Asturies / Museo del Pueblo de Asturias
Años 20, no tengo datos sobre la imagen.
Foto Film 1922, información facilitada por Elvira Hevia Mendiguren.
El Plan de Reformas Urbanas de 1937. El mayor y mas importante nivel de intervención, tanto por su envergadura como por su simultaneidad, de todo el periodo analizado corresponde al Plan de Reformas urbanas emprendido durante la Guerra Civil. En este aspecto cabe recordar que las operaciones de derribo fueron anteriores a la redacción de dicho documento, si bien siguieron el criterio de acometer una serie de intervenciones que desde hacia décadas se veían tan necesarias como inabordables económicamente. La puesta en practica de un urbanismo revolucionario, sin indemnizaciones ni burocracia, comenzó en octubre de 1936 y finalizó a comienzos de 1937. Conocemos detalladamente cuales fueron las vías y espacios beneficiadas por este proceso de descongestión así como el volumen de intervención en cada uno de ellos: – Calle Fernández Valín: demolición de 4 edificios. – Plaza del Instituto: demolición de 6 edificios, más el mercado cubierto. – Creación de la plaza de Italia: demolición de 2 edificios. – Ampliación de la plaza de Capua: demolición de 6 edificios. – Ampliación de la plaza del Seis de Agosto: demolición de 6 edificios. – Descongestión del tramo del muro entre las calles Capua y Jovellanos: demolición de 3 edificios. – Ampliación del primer tramo de Munuza: demolición de 2 edificios. – Ensanche de la avenida de Oviedo: demolición de 24 edificios. A estos hay que añadir la desaparición de la manzana completa del Hospital de Caridad -incluyendo los edificios municipales en ella enclavados-, la supresión de los balnearios emplazados sobre la playa, y la demolición de las parroquiales de San Pedro y San José. El valor de las propiedades particulares, constituidas por 86 inmuebles del total, fue tasado tras el conflicto en poco más de 4 millones de Ptas. que el Ayuntamiento abona dando conformidad a las intervenciones ante su evidente utilidad pública.
Desde la calle de Jovellanos Octubre de 1936. Constantino Suárez .
Muséu del Pueblu d’Asturies / Museo del Pueblo de Asturias
Derribo desde la calle San Bernardo Octubre 1936. Archivo Municipal
Derribo Octubre de 1936. Constantino Suárez.
Muséu del Pueblu d’Asturies / Museo del Pueblo de Asturias
Periodico CNT Enero 1937
Archivo Municipal de Gijón
Tres fotografías del solar resultante del derribo del mercado cubierto, también conocido como de hierro y de Jovellanos, qué lo albergó durante 60 años desde su inauguración en 1876. Plaza del Instituto, Plaza de La Estacada, Plaza del Generalísimo y a partir del año 1979 recuperó su denominación primitiva, Plaza del Instituto. Pa los de Xixon de to la vida, ¨El Parchís¨. Pero eso ya será otru cantar…
Debido a la situación actual de confinamiento por la que atravesamos, me quedó por añadir algunos aspectos que tienen que ver con la construcción del mercado y de los que no dispongo en casa el material de consulta, espero subsanarlo cuando todo vuelva a la normalidad.
Para la elaboración de esta entrada utilicé los textos y fotografías de los siguientes libros:
Primera parte. La Obra Pública Municipal en Gijón entre 1782 y 1937 . Héctor Blanco Gonzalez.
Una Historia de Papel. 500 años del Archivo Municipal de Gijón. Xuan F. Bas Costales y Eduardo Nuñez Fernández.
Las Calles de Gijón . Historia de sus nombres. Luis Miguel Piñera Entrialgo. Estudio de sus rótulos anunciadores por Francisco Javier Granda.
Historia de la Fotografía en Gijón (1839-1936). Francisco Crabiffosse Cuesta.
Algunas notas sobre la evolución progresiva de Gijón en un cuarto de siglo. Fernando Blanco.
Prensa Local:
La Opinión : periódico de intereses morales y materiales
Diario El Comercio. Hemeroteca.
Diario La Prensa.
Periodico C.N.T.
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