Yo, La Escalerona
Hola amigos, amigas, ¡qué bien veros aquí!, no podía hacer otra cosa que agradecer vuestra presencia en esta fiesta de cumpleaños. Mi primera fiesta de cumpleaños ¡a los ochenta! Lo que no pase en esti Xixón…
Supongo que me conocéis de toda la vida, de vernos de vez en cuando o a diario. Pero igual sois pocos los que sabéis mis peculiaridades, que alguna tengo, y conozcáis a fondo mi biografía. Pues ya que vinisteis hasta aquí yo os la cuento y así me conocéis mejor.
Lo primero: mi nombre. Cuando nací, como pasa muchas veces, me quisieron poner un nombre vistoso, contundente: Escalera Monumental de acceso a la playa de San Lorenzo. Vamos, casi nada. El caso es que como eso no hay quien lo diga dos veces seguidas, pues como salí grandona y maciza desde mis primeros días me sacaron lo de la Escalerona y con ello me quedé.
Hoy, oficialmente, como la administración municipal anda muy racionalizada, consto como Escalera nº 4, así de simple, una más junto con mis otras 24 primas, que 25 somos en total las que desde San Pedro al Rinconín os damos acceso a la playa y a el mar. Familia numerosa somos por tanto.
Digo primas porque cada una nació en un momento determinado con padre diferente, aquellos arquitectos que nos diseñaron, y de la misma madre, una corporación municipal del Ayuntamiento de Gijón que decidió que nos construyesen, pero aquí estamos todas cumpliendo a rajatabla y por igual con lo del servicio público.
Mirad, no se me había ocurrido hasta ahora que lo comento ¿también seré yo en el fondo una especie de funcionaria municipal?
Bueno sigamos, que me disperso, el caso es que de las que hoy estamos la más veterana es la escalera siguiente, la 5, de la quinta de 1907 y centenaria ya; la más joven la 0, cosecha de 2008, aun una yogurina.
Dos imágenes del entorno de la Escalerona antes de su construcción.
Yo soy de 1933, eso ya lo sabéis, 80 años llevo aquí. Lo mío fue una gestación muy corta, en enero se acordó construirme, en marzo me diseñaron y en julio ya estaba lista para el disfrute de todos. Mi padre fue el arquitecto José Avelino Díaz y Fernández-Omaña, carbayón, que lo sepáis, todo un caballero que dio a Xixón todo lo que pudo como Arquitecto Municipal. Mi madre fue la corporación que presidía entonces el alcalde Gil Fernández Barcia, un buen hombre que también hizo por Xixón todo lo que pudo intentando dar trabajo y mejorar las condiciones de vida de sus gentes. Los dos están hoy en nuestro callejero, por suerte Xixón también supo ser agradecida con ellos.
Yo nací por tanto en la República, en la II República, y no se si definirme como republicana pero lo que si puedo afirmar es que ni rey ni reina ni príncipe ni princesa me pusieron nunca un pie encima. Y yo tan contenta.
Tengo que decir que ahora se comenta que soy un clásico arquitectónico del siglo XX, pero ojo, que yo en mi época fui muy moderna. Tan moderna que igual no os dais ni cuenta que soy nudista de nacimiento, desde que me quitaron el encofrado estoy con el hormigón al aire y el único trapín que llevo encima es la bandera del concejo, un complemento que como véis no me tapa nada. Mirad que cosas, medio siglo después de mi inauguración hubo un alcalde que puso muy de moda el hormigón visto, que si fuentes, que si bancos, que si esculturas… pero yo fui la primera. También soy práctica: os doy la hora, luz, os muestro a que temperatura estamos, mi megáfono os cuenta todo lo que le parece oportuno al equipo de salvamento, os dejo subir, bajar… vamos que me enrollo bien.
Como sabéis ochenta años tengo, la edad la confieso, pero no os voy a decir lo que peso, que lo mío va por toneladas y ya veis que soy chica de cadera ancha para que podáis estar en mi regazo contemplando el Cantábrico. Vamos a decir que maciza nací y maciza sigo. Y punto.
Y cuantas cosas vi… Imaginad: aquel Xixón de 1933 tenía entonces 80.000 habitantes, y hoy ya va por 270.000 y pico, ya veis que cambios y cómo creció la familia.
Tuve una infancia difícil, como tantos y tantas de mi generación. Con poco más de un año ya viví una revolución, era octubre de 1934, tuve a los guardias parapetados encima mío a tiro limpio y vi pasar de cerca los obuses que dispararon sobre Xixón, tan de cerca que uno le dio a la torre de la iglesia de San Pedro y otro a la sede del Ateneo Obrero, que estaba aquí al lado, frente a la escalera 6. Y luego vino la guerra ¡cuantos sacos con arena de la playa tuve encima!, de los que se usaron para hacer parapetos y refugios para proteger a la gente de los bombardeos. Y poco me faltó a mi de aquella para quedar lisiada, que un cañonazo pegó en el muro casi a mi lado, aun podéis ver donde fue por el parche de cemento con el que se tapó el agujero. Bombardear a la gente para salvarla ¿de qué? ¿de la democracia y la libertad?, ¡qué cosas!, ya podéis imaginar que con aquel plan aquellos salvapatrias nada bueno podían traer. Y nada bueno trajeron.
Luego la posguerra, aquel frío cuando la nevada de febrero de 1944 que me dejó cubierta de nieve de las escaleras al mástil de la bandera. En los veranos, que yo es cuando mejor lo pasé siempre, se fue animando poco a poco la cosa, primero se puso aquí al lado el Náutico, luego llegaron seiscientos y vespas, volvió la Feria de Muestras. Pero también llegó una cosa que llamaban progreso pero que a mí nunca me convenció mucho de que lo fuese porque, ya véis, nos llenó el muro de mamotretos cuya sombra nos amarga el paseo de otoño a primavera.
El caso es que de la miseria se pasó a la euforia y se pusieron en plan de convertir Xixón en Benidorm, hubo festivales musicales, quitaron las farolas del muro y pusieron banderas como si esto fuese la ONU, se plantaron palmeras… que exótico todo. También empezó lo de la noche de los fuegos de Begoña ¡qué bien lo paso y cuanto me gustan!, aunque también tengo que decir que esa noche acabo machacada de tanto pateo que me metéis.
Luego llegaron otros tiempos, volvió la libertad, la democracia. También llegaron tiempos difíciles, de múltiples crisis, y el día más triste de mi vida, en enero de 1986, cuando el mar y la playa y yo misma nos volvimos negros, cubiertos de galipote y carbón… lo del Castillo de Salas… la verdad, tengo que deciros que pensé que no salía de aquella.
Y luego claro, ya podéis imaginar que en moda de baño vi de todo, desde aquellos modelitos de punto tan cucos que hubo en mis primeros veranos a aquellos calzones meyba y aquellas sayas de obligado uso en la posguerra, luego que si un poco menos por aquí, un poco menos por allá, ¡el bikini!, y hasta que llegamos a lo del top-less. Algunos nudistas, como yo, también pasaron por aquí, la última no hace mucho. El caso es que la gente disfrute de esta playa, la playa más grande del mundo como sabéis: empieza en Casablanca y acaba en casa Dios…
Como podréis suponer, yo aquí, con los pies en remojo y la cabeza al nordeste de continuo, con mareas y mareonas, sol, borrascas, galernas… pues el caso es que también tuve yo mis arrechuchos y mirad, lo tengo que decir, bastante mala pata porque me pusieron unos tratamientos que me sentaron fatal.
Primero me quitaron mi pavés, los cuadradinos estos de cristal que véis, y me dejaron ciega, luego les dio por taladrarme la barriga para empotrarme duchas y luego me empezaron a meter mástiles con banderas como si yo fuese un ministerio, las tuve todas: la de España, la de Europa, la de Asturias, la de Xixón…tan aerodinámica que yo era de perfil y me dejaron hecha un adefesio.
Atardecer en La Escalerona 1950. Fotografía Valentín Vega
Por si fuera poco en 1992 me quisieron remocicar y ni os cuento: van y me arrancan el termómetro, me pintan la columna con gotelé, y lo peor, me descuelgan del paseo del muro, que yo no tenía esos tres escalones que veis hoy y cualquiera podía llegar a mi terraza sin pasar por ninguna barrera arquitectónica. El caso es que acabé desfigurada por completo, un horror, ¡yo que había sido tan moderna!
Y ya lo último, que llegan un día de primavera del año 2000 y se ponen a alicatarme hasta la bandera… ya ni nudista me querían dejar ser. Bueno aquello ya fue lo último porque por lo menos sirvió para que se montase una buena polémica, de estas que nos gustan tanto a los de aquí, y hubo suerte. Caí en manos de Miguel Díaz y Negrete, de la familia, también hijo de Avelino Díaz Omaña y, como él, también arquitecto. A mis 69 años volví a ser yo misma, por fin, y así sigo. Ahora me venía bien otro repasín, pero hay por ahí una señora en el Ayuntamiento que dice que si lo mío lo tienen que arreglar en Madrid y unas cosas que… bueno, me callo que estamos de fiesta. El caso es que estéis pendientes de mí un poco y de que me mantengan curiosa.
Porque tenéis que tener en cuenta que yo soy de todos vosotros, parte de vuestra herencia, patrimonio municipal, por mi pagaron sus impuestos vuestros abuelos y bisabuelos y por eso también soy vuestra. Igual no os gusto a todos, pero en todo caso siempre que pueda y me dejen os daré la hora, la temperatura, os avisaré cuando se pierden los guajes o de cuando no os podéis meter en el agua, me podéis poner los pies y hasta el culo encima, que valgo tanto de escalera como de banco improvisado. Eso si, lo de los pises mejor que lo arregléis de otra manera ¿oísteis paisanos…?
Bueno, termino, que espero que lo paséis muy bien celebrando conmigo este día y que muchas gracias por venir. Ojalá que el futuro nos traiga lo mejor a todas y a todos y que podáis seguir viniendo a verme a menudo y que fallen esas previsiones de subida del nivel del mar, que si no lo llevo crudo.
Y, ya que estamos, os espero cuando cumpla 90 ¡y los 100!, que, como decía la canción, veinte años no es nada.
Gracias.
Vuestra Escalerona.
El pasado 15 de Julio el Ateneo Obrero de Gijón, para conmemorar el 80 cumpleaños de La Escalerona organizó un acto, presentado por Luis Pascual presidente del centro. El historiador Héctor Blanco nos contó la historia de una de las construcciones más emblemáticas de Gijón, que desde comienzos de los años 30 ocupa un lugar privilegiado en nuestra playa de San Lorenzo. También se entregó un ramo de flores a Carmen Díaz Negrete, hija de Avelino Díaz Omaña, autor de la Escalerona. El acto contó con una intervención musical a cargo de «Mnemusine», un monólogo que corrió a cargo de la actriz Silvia Sierra que supo arrancarnos con su estupenda interpretación las sonrisas a los asistentes. Terminó con una suelta de 80 globos y como no, con el canto de cumpleaños feliz y reparto de tarta elaborada por la confitería Biarriz.
Un bonito acto organizado por el Ateneo Obrero de Gijón, del que esperamos continuación en próximos años.
Quiero agradecer a Héctor Blanco Gonzalez el haberme facilitado el texto completo del monólogo que ha servido para crear ésta entrada.
Entrevista Onda Cero Radio a Héctor Blanco hablando de la historia de la Escalerona.
http://www.ivoox.com/escalerona-cumple-80-anos-audios-mp3_rf_2213407_1.html
Enlaces a fotografías del acto.
Diario El Comercio.
http://www.elcomercio.es/multimedia/fotos/local/123999-escalerona-cumple-anos-0.html
Diario La Nueva España.
http://multimedia.lne.es/fotos/gijon/escalerona-gijon-cumple-anos-8183_16.shtm
La Escalerona, en los libros
Asturias Biografía de una Región. Juan Antonio Cabezas.
En los periódicos
Ejemplares de la Hemeroteca de Gijón
Es un trabajo magnífico y exhaustivo, pero la foto de los dos chavales en albornoz es genial, tapa todo tu trabajo.
Hola Luis, se lo que me dices, pero me gustó tanto que no pude evitar ponerla la primera antes de las dos siguientes que son del entorno de La Escalerona todavía sin construir. Me encantó me la mandaron al Facebook de Gijón en el recuerdo sin datar ni mencionar el autor, pero es un ¨fotón¨.
Muchas gracias Mou por recordar una celebración que, ante todo, fue alegre y popular ¡y sin políticos por medio!
Que Xixón no pierda nunca el espíritu positivo de La Escalerona
Muches gracies a tí Héctor, por estar siempre ahí echándome una mano.
Me ha gustado mucho el enfoque histórico de nuestra Escalerona. Solo espero que los políticos no destruyan tan emblemático lugar. Con su afán de poder y protagonismo son capaces de cualquier tontería, y los Gijoneses no lo perdonaríamos.
Gracias Maica, esperemos que así sea.
Uno quiere imaginarse como seria esa época,…esos días,…esas vidas,y ves nostalgia,dificultades,valorar mas los momentos felices.la medicina,apenas existia, y sin embargo la vida,para algunos era mas lenta que hoy día.esas cosas,chocan.hoy ,el tiempo es oro,hasta para los ricos.quizá esa fragilidad del cuerpo ante las enfermedades de entonces,fuera lo que les llevara a procurar llevar una vida cuidada,lenta y evitando el desgaste,…para algunos que no para todos.lo que no cuidaba la medicina lo cuidaba la prevención.me gusta ver el pasado,sentirlo,adivinarlo pero nunca lo cambiaría por la época actual,…quizá por haberla vivido ya……………si sera eso,…es muy corto,…quizá!.