Un paisaje de Gijón: las camisetas de los “artistas” del once local tendidas al sol sobre el fondo norte de El Molinón. No es una postal turística, pero dice más al corazón de gijoneses y gijonesas que cien vistas pintorescas. Cada ciudad tiene sus colores. La nuestra, por encima de todo, es rojiblanca. Lo demuestran, en inequívoca exhibición de gijonismo, dos de sus símbolos mayores: el escudo municipal y el del Real Sporting.
Dos colores, blanco y rojo, que viran al sepia cuando repasamos los cien años del más viejo solar futbolístico de España, que es, para los de aquí, mucho más que un estadio.
El Molinón es reserva espiritual, templo para devotos de la liturgia balompédica, escenario de gestas deportivas e hitos musicales; el coliseo que los romanos, padres fundadores de nuestra villa, no llegaron a construir (salvo que algún día los arqueólogos digan lo contrario).
Referencia histórica y entrañable, El Molinón preside el Este gijonés, un entorno urbano que la ciudad ha ido ganando para su disfrute en los últimos años: el parque de Isabel la Católica,
Las Mestas, el Palacio de los Deportes, el Muséu del Pueblu d’Asturies, la Feria de Muestras… A la sombra de nuestro eterno estadio y al hilo del recuperado río Piles, se ha ido conformando un espacio vivo que mira al mañana. En ese contexto, un nuevo Molinón ha empezado a cobrar forma.
Porque la presente publicación no sólo conmemora el centenario de este gijonés emérito. También celebra su cambio de estado, la puesta en marcha de un proyecto que sumará al rojo y al blanco los colores del futuro. Como ha sido norma a lo largo de la Historia, el Ayuntamiento y el Sporting aúnan voluntades para afrontar la reforma más decisiva y sustancial de un estadio que nunca dejó de ser de primera porque, desde hace un siglo, conserva inextinguibles cantos y latidos de lealtad, ilusión y amor propio.
Paz Fernández Felgueroso Alcaldesa de Gijón
Manuel Vega-Arango Presidente del Sporting
Prólogo extraido del libro Historias del Molinón. Javier Granda Alvarez
¿Cuando se perdió esa entrada monumental del estadio? Es una pena que no se conservara en los edificios posteriores.
Saludos.
No tengo ni idea Rubo,si alguien que ve el blog nos informara seria estupendo.Pero en aquellos tiempos no se conservaba nada, hay muchos ejemplos del paso de la piqueta por Gijón, para desgracia de la ciudad.