La Villa de Jovellanos en 1882. (1)

 

 

 

 

Gijón, la patria de Jovellanos, la perla de Asturias, la villa capital de la industria y de la marina, se asienta, como señora de estos imponentes mares, en el centro avanzado de una gran concha, que tiene la forma de una e mayúscula manuscrita, cuyo extremo occidental está formado por las playas de Musel y el cabo de Torres, y cuya curva opuesta oriental es el cabo de San Lorenzo. En el avance del medio se alza el promontorio península de Santa Catalina, con su faro, y en su falda meridional el convento de San Agustín, hoy fábrica de tabacos, y los apretados, sinuosos y pendientes callejones de marineros de la población vieja, sobre el ostentoso palacio de los marqueses de San Esteban del Mar y sobre la iglesia de San Juan, hacia el puerto de Pando y sobre la iglesia de San Pedro y paseo de Valdés, hacia las playas de San Lorenzo. Desde esta linea se dilata considerablemente la villa moderna hacia el Sur, en revueltas calles primero, en el núcleo situado entre las dos playas, y en correcta formación después, en grandes líneas paralelas, que son las calles de San Bernardo, Instituto, Moros y Corrida, cortadas perpendicularmente por otras, como la de Jovellanos, Merced y San Antonio, cuyo conjunto, que se asemeja en cierta manera á la distribución de los pueblos industriales americanos, termina en el paseo de Begoña. Entre esta parte regular y las estaciones de Langreo y de Coroña se extienden otras calles de aspecto más modesto, así como al lado opuesto, hacia la playa de San Lorenzo y la carretera de Villaviciosa, se prolonga también la población en bastante espacio.Se alzan dentro de esta área 1450 casas que forman dos plazas, once plazuelas y ochenta calles, cuyo vecindario componen 13.600 habitantes. El desarrollo de la villa ha sido muy considerable, puesto que á principios del siglo solo contaba 7.860 habitantes; en 1.850, 8.948, y en 1.865 12.800.El verdadero Gijón bien puede decirse que es todo moderno, en su forma y en sus aspiraciones, y que apenas tienen importancia ni la villa vieja, ni su historia. Sin embargo, al pronunciar su nombre, al contemplar sus escasos restos de otros siglos y las señoriales huellas que aun ostenta, es entretenido el recordar, siquiera sea á la ligera, sus antiguos tiempos.

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