A. PRESEDO. El Comercio 22.06.08
El día 23 de enero de 1933, los concejales que formaban parte del Ayuntamiento de Gijón, presidido por Gil Fernández Barcia, tomaban la decisión de construir una nueva «escalera de abanico» para la playa de San Lorenzo. El acceso al arenal desde el frente de la calle de Jovellanos había quedado obsoleto e, incluso, muchos días de verano ocasionaba aglomeraciones de bañistas. Se buscaba un diseño moderno y funcional, que diera servicio a los ciudadanos y que, a la vez, ‘vistiera’ un paseo, el del Muro que no tenía, todavía, muchos años de vida.
Eran tiempos de penuria económica y laboral. En ese contexto surgió la figura de José Avelino Díaz Fernández-Omaña como arquitecto municipal...
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