«Xixón. Años 70» es el tema del calendario de 2022 que ha editado la Oficina de Normalización Llingüística de Xixón y el Muséu del Pueblu d’Asturies . Esta ilustrado con trece fotografías de la colección del museo realizadas por Luis Aranda Iriarte, Luis Argüelles Sánchez, Nebot, Foto Karty y FOAT (Fotografía Aérea y Terrestre).
La “Plaza de los Mártires de la Cruzada Nacional” fue el nombre que tuvo esta rotonda, desde 1936 a 1980, aunque en realidad las gentes de la ciudad nunca dejaron de llamar El Humedal a toda esta zona. Aquí estuvo situada la Iglesia de San José, de finales del siglo XIX, que en el año 1936 también se utilizó como cárcel provisional: retuvieron en ella a 69 simpatizantes del Alzamiento, antes de llevarlos a fusilar al cementerio de Jove/Xove, como represalia por los bombardeos sobre Gijón/Xixón. Durante la Guerra Civil, desaparece el edificio neogótico consumido por las llamas.
En los años cincuenta, se construyó una nueva iglesia de San José, obra de Enrique Rodríguez Bustelo, con un estilo historicista pero realizada con materiales modernos como el hormigón armado o la piedra artificial. Se trata de la misma iglesia en la que se encerró el escritor Mánfer de la Llera en 1971 junto a 300 jubilados para reclamar unas pensiones dignas.
En la década de los sesenta se intenta una reforma urbanística en la zona, con el objetivo de unir el Paseo de San José, la Carretera de la Costa y la calle Fernández Ladreda (actualmente Avenida de la Constitución), pero ello no evita la construcción de muchos edificios en contra de las ordenanzas municipales.
En 1961 el mercado de los domingos deja de realizarse en El Humedal y se traslada a Pumarín. Y desde entonces (25 años después de acabar la Guerra Civil), la plaza mostró un monumento de Alvarez Sala y Guillermo Cuesta Rodríguez dedicado a los Mártires, que estuvo en pie hasta el año 1995, presidiendo la entrada por tren y carretera a Gijón/Xixón. El cambio es muy notable desde el bosque de alisos (ALMUS GLUTINOSA) que había en la Edad Media, pasando por el paseo que Jovellanos conoció como Paseo de La Estrella (también de los Reyes, de las Viudas, de las Damas o de El Humedal) y la muralla carlista, hasta la plaza moderna con espacio infantil de ahora. El Cubo de Alejandro Mieres no pasa desapercibido, enmarcado por unas gradas que recuerdan a los trazos de sus cuadros. El cristal cambia de color, dando luz al espacio que completan las bandas del artista Bernardo Sanjurjo en su zona peatonal.
BIBLIOGRAFÍA
D’ANDRÉS, Ramón. Diccionario Toponímico del Concejo de Gijón. Ayuntamiento de Gijón/Xixón, 2008.
VV.AA. De tu Historia. Gijón, 1937-1997. Sesenta años de ciudad. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, 1999.
https://www.elcomercio.es/gijon/20070824/gijon/vueltas-plaza-20070824.html
https://mas.lne.es/aquella-asturias/media/pdf/A1-3298046-1.pdf
https://www.gijon.es/es/directorio/escultura-cubo
Sobre el fotógrafo:
FOAT. Las siglas corresponden a las iniciales de Fotografía Aérea y Terrestre S.A. Es una sociedad que empezó a trabajar en 1958 y sigue aún en activo. Tenía avionetas propias ya en los años cincuenta (algunas de ellas compradas en el extranjero), con las que sus fotógrafos recorrían todo el territorio nacional. FOAT sacó a la luz más de un millón de imágenes que conforman una de las mayores colecciones de fotografía histórica española.
No hay persona en Gijón/Xixón que no haya quedado alguna vez en la Plaza del Parchís, aunque en realidad jamás tuviera ese nombre grabado en el cartel. La historia de esta pequeña plaza cuadrada arranca al mismo tiempo que la Ilustración. Melchor Gaspar de Jovellanos ya la incluye en su Plan de Mejoras de 1782 para la ampliación de la villa, donde también propone un diseño de las calles más racional, el saneamiento de zonas húmedas y pantanosas y hacer un muro en la playa San Lorenzo.
Pero el mayor proyecto de Jovellanos fue la creación del Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, con la idea de que los estudiantes salieran formados para explotar las minas asturianas y el comercio marítimo.
Las clases comenzaron en 1794 en Cimavilla, en una casa de Francisco (hermano del ilustrado, que fue además el primer director del Instituto). Mientras tanto, empezaba la construcción del edificio nuevo en esta ubicación, bajo las órdenes de los arquitectos
Ramón Durán y Juan de Villanueva. En 1807 estaba ya hecho el primer piso, pero durante la Guerra de Independencia se utilizó como cuartel.
La plaza que se denominó después “del Instituto” se llamaba en este tiempo Plaza de la Estacada, porque tenía unas estacas que no permitían pasar a las caballerías. En 1863 se rehabilitó la plaza con jardines, asientos de hierro y de madera y 21 farolas y se colocó en ella la fuente de La Estacada (según el proyecto de Lucas María Palacios). Pero una década más tarde, el Ayuntamiento -tras demoler el Mercado de las Hortalizas- decidió construir allí un mercado nuevo, conocido como Mercado de Hierro o Mercado Jovellanos.
La cesión del terreno se realizó a cambio de que fuera Manuel Manso quien construyera el mercado acristalado -el primero de estas características en Gijón/Xixón- y de que se diera el 10% de la recaudación anual al Ayuntamiento. Llegó a haber en él hasta 424 puestos fijos, ya que estaban prohibidos los puestos ambulantes para vender comestibles en la calle.
Mientras tanto, la actividad educativa siguió en el instituto, pero enseguida se quedó pequeño al disponer de un único piso. El que era director por aquella época, Luciano García Rendueles, le encargó a Ricardo Marcos en 1885 que finalizara la construcción (aunque éste no siguió los planos de Villanueva). En los años treinta del siglo XX volvió a convertirse en cuartel de las Tropas de Asalto; las clases del Instituto continuaron en el Colegio de la Inmaculada -tras el decreto que expulsaba de allí a los Jesuitas-. También se usó como tribunal para juzgar a las personas participantes en la Revolución del 34.
En 1936, el Ayuntamiento decidió tirar el Mercado Jovellanos y algunos edificos cercanos. Con la llegada de la Guerra Civil, las bombas cayeron en todo el entorno del edificio. Por ello, quedó un solar, que desde 1937 y hasta 1979 se llamó Plaza del Generalísimo. El arquitecto municipal José Avelino Díaz fue el encargado de rediseñar la plaza con la distribución en forma de tablero de parchís, añadiendo sitio para aparcar coches.
Chicas y chicos estudiaban en el Instituto Jovellanos -ellas en el “palomar” entrando por la puerta de la plaza, y ellos en el primer piso, entrando por la puerta principal de la calle Jovellanos-. La plaza hacía las veces de patio al aire libre. En 1963, el instituto se trasladó de forma definitiva a la calle Fernández Ladreda (actualmente Avenida de la Constitución), y el edificio de El Parchís quedó ya con el nombre de Antiguo Instituto, declarándose Monumento Nacional en 1974. Desde entoces, fue Escuela de Música, de Artes y Oficios, aulario del colegio Jovellanos… y ahora es la sede de la Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular del Ayuntamiento de Gijón/Xixón.
La última transformación de la Plaza del Instituto fue en 2011, después de hacer el aparcamiento subterráneo. Los arquitectos Isabel Lerín, Alfonso Moral y Eduardo Salgado fueron los encargados de devolver la esencia al lugar para que las y los gijoneses podamos seguir quedando en El Parchís.
BIBLIOGRAFÍA
https://gijonenelrecuerdo.elcomercio.es/2020/04/mercado-cubierto-mercado-de-jovellanos-1876-1936.html
PIÑERA, Luis Miguel. Las Calles de Gijón. Historia de sus nombres. El Comercio, 2004.
VV.AA. De tu Historia. Gijón, 1937-1997. Sesenta años de ciudad. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, 1999.
BLANCO, Héctor. Gijón bajo las bombas / Xixón so les bombes (1936-1937). Atenéu Obreru de Xixón.
Sobre el fotógrafo
Luis Aranda Iriarte (Gijón/Xixón, 1945-2017) estudió en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid. Tras acabar los estudios trabajó en el Departamento de Planeamiento de la Oficina Regional de Proyectos del Ministerio de Obras Públicas en Oviedo/Uviéu. La mayor parte de su labor profesional lo mantuvo vinculado a la Confederación Hidrográfica del Norte de España. Falleció en Gijón/Xixón el 14 de mayo de 2017, a los 71 años de edad. Era hermano del polifacético arquitecto Joaquín Aranda Iriarte (Gijón/Xixón, 1946-2018), y ambos donaron en 2014 un importante archivo de negativos al Muséu del Pueblu d’Asturies.
El Humedal, que Jovellanos quiso convertir en el Paseo de la Estrella plantando abedules traídos desde Aranjuez, acabó siendo la playa de vías que aislaba los barrios del oeste del resto de Gijón/Xixón. La Compañía del Ferrocarril de Langreo fue la que comenzó la construcción de la primera línea para unir las minas de carbón de Langreo con Gijón/Xixón.
La empresa asturiana (afincada en Madrid) quería hacer más eficiente el transporte que se realizaba desde 1843 por la Carretera Carbonera. En aquellos años, Gijón/Xixón estaba rodeado por una muralla construida en la época de la primera Guerra Carlista. Para hacer llegar el tren a Gijón/Xixón, fue preciso convencer a los militares para agujerear la fortificación, y construir un puente para salvar el foso.
En 1852, aún sin terminar las obras, se llevó a cabo la inauguración del primer tramo: Gijón/Xixón-Pinzales, aprovechando que la reina María Cristina estaba de vacaciones en el palacio de Contrueces. Cuentan que la reina madre miró a las vías y preguntó con ironía si eran de plata, por el trabajo y el coste que acarreaban. Fue la primera línea española con tracción a vapor de carácter industrial, aunque también transportaba viajeros y viajeras.
La estación se realizó en un terreno que cedió el Ayuntamiento, bajo la dirección del ingeniero de caminos José Elduayen, encargado también de la llegada de las vías. Se trataba de un edificio de estilo isabelino con forma de U (había solo una vía de entrada a la estación). Las y los gijoneses empezaron a llamarla “La Gerencia”. Por necesidad, el lugar fue poco a poco ampliándose y rehabilitándose.
Veinte años más tarde, en 1874, se estrena la Estación del Norte, ideada por el ingeniero Melitón Martín, que dio servicio a los trenes de vía ancha de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. El primer convoy en llegar realizó el trayecto Pola de Lena-Gijón/Xixón. Antes de los años veinte del mismo siglo, ya se estaban cambiando las locomotoras de vapor por las eléctricas. En estos años es cuando se firma un acuerdo entre el Sindicato Asturiano del Puerto de El Musel y la Compañía de Tranvías de Gijón. De este modo, las personas que venían de Carreño hasta el puerto, podían hacer transbordo para llegar al centro de Gijón/Xixón.
En los años treinta, el tren de Candás todavía no llegaba a la villa. Durante la Guerra Civil, los sindicatos obreros que se hicieron con el control del ferrocarril plantearon alargar la línea. Para ello, utilizaron los materiales que estaba previsto usar para el ferrocarril Ferrol-Gijón/Xixón, por aquel entonces en construcción. Al acabar la guerra, el Gobierno mandó quitar las vías y devolverlas: no volvió a haber viaje directo de la Estación de El Humedal a Carreño hasta los años cincuenta. En 1961, un incendio arrasó la estación y hubo que reconstruirla entera. Ya en los ochenta, los trenes de RENFE y FEVE llegarían a este fin de trayecto.
En 1990, abre una estación nueva que lleva el nombre de Jovellanos para sustituir a la del Norte. Se levanta en los terrenos de la Fábrica de Moreda, que había cerrado sus puertas en 1985 y que también hacía uso del tren en sus instalaciones. El objetivo era que sirviera para el largo recorrido, pero en la práctica, los trenes seguían hasta El Humedal, que también se remodeló por esas fechas.
La Estación del Norte se convierte en museo en 1998, con una colección expuesta de las más importantes de España. En 2011 tanto el apeadero de Jovellanos como la estación de El Humedal cierran y son demolidas. Sus terrenos se convertirán en un gran “solarón” donde está proyectada la construcción de una estación intermodal que también incluirá espacio para autobuses y metro. Mientras tanto, sigue funcionando la estación provisional de Sanz Crespo.
Los vecinos y vecinas de Laviada y de El Carmen reclaman “El Solarón” -nombre popular- como espacio verde, como un pulmón para Gijón/Xixón. En realidad esta zona lleva, desde el 8 de marzo de 2016, el nombre de Jardines del Tren de la Libertad como recuerdo al convóy fletado a Madrid en 2014 para participar en una manifestación contra las modificaciones que querían llevarse a cabo en la ley del aborto (hay quien considera este acto como la primera gran manifestación feminista celebrada en el estado español).
BIBLIOGRAFÍA
https://www.elcomercio.es/gijon/201510/09/estaciones-conocio-gijon-20151009135329.html
http://www.grupotrabajosferroviarios.es/carrelinea.html
https://www.gijon.es/es/directorio/museo-del-ferrocarril-de-asturias
https://tribunafeminista.elplural.com/2017/01/el-tren-de-la-libertad-un-exito-del-feminismo/
Sobre el fotógrafo
Luis Aranda Iriarte (Gijón/Xixón, 1945-2017) estudió en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid. Tras acabar los estudios trabajó en el Departamento de Planeamiento de la Oficina Regional de Proyectos del Ministerio de Obras Públicas en Oviedo/Uviéu. La mayor parte de su labor profesional lo mantuvo vinculado a la Confederación Hidrográfica del Norte de España. Falleció en Gijón/Xixón el 14 de mayo de 2017, a los 71 años de edad. Era hermano del polifacético arquitecto Joaquín Aranda Iriarte (Gijón/Xixón, 1946-2018), y ambos donaron en 2014 un importante archivo de negativos al Muséu del Pueblu d’Asturies.
Naves y vivendas obreras llenaban el mapa de la zona oeste de la villa, de lo que antaño habían sido las parroquias de Tremañes y de Jove/Xove, a las que pertenecían los barrios de Lloreda, El Natahoyo, La Calzada… Lo que en la Edad Media eran huertos, prados y montes, fue llenándose de fábricas desde el siglo XIX.
Este mapa va creando en Gijón/Xixón un proletariado puro, que dependía del salario para su supervivencia (no era solo un complemento a la economía familiar, como sucedía en zonas más rurales). Además, había muchas mujeres trabajando. La Fábrica de Loza, La Algodonera, La Fábrica de Tabacos, La Industria, las conserveras… preferían la mano de obra femenina y infantil, porque cobraban menos que los hombres.
De este modo, no es de extrañar que en la Revolución del 34, fueran 300 las obreras que se unieron a las personas sublevadas y que marcharon en manifestación al puerto de El Musel (para pedir a la tripulación del buque Libertad que dejara de tirar bombas). Los carabineros y los marinos las disolvieron a tiros -excepto a dos, que ya habían desertado previamente-. Precisamente, los mayores enfrentamientos tendrán lugar en La Calzada, El Natahoyo, Tremañes y El Llano.
A partir de aquí, crece la industria siderúrgica y cementera. Cuando en los sesenta UNINSA absorbe las tres empresas siderúrgicas privadas que había en Gijón/Xixón, se crean 8.000 nuevos puestos de trabajo. Muchos obreros de las cuencas -antes mineros- llegan para cubrirlos, lo que hace que la mano de obra masculina aumente. En 1962, las huelgas mineras se extienden a las fábricas de Laviada, Avello, Juliana, La Bohemia, etc.
Llegando a la fecha de la fotografía (1974), Gijón/Xixón tenía mucha variedad de manufacturas: astilleros, fundiciones de hierro, cobre y bronce, refinería de petróleo, fábricas de ácido carbónico y fluorhídrico, de aceites, alambre, caucho, asfaltos, gas, electricidad, mármol, vidrio, yeso, maquinaria, cocinas, muebles, cerveza, sidra, licores, conservas, azúcar, chocolates, embutidos, espejos, harinas, hielo, textiles, sombreros, zapatillas, lejía, loza, bolsas de papel…
Algunas de las empresas que puen verse en la imagen son:
– Gijón Fabril (1915-2016), una empresa vidriera que empleaba a 507 personas, hasta que en los ochenta pasó a fabricar únicamente moldes y comenzó su declive. En 1994 dejó los 87.000 m2 que ocupaba en La Calzada para trasladarse a Porceyo. Actuamente, en sus terrenos hay un centro comercial.
– La Fábrica de Moreda (1879-1985), o de ‘Moreda y Gijón’ –las dos poblaciones donde se localizaba la empresa francesa-, preparaba materiales de acero y hierro en formas diferentes: alambre, puntas, laminados, tubos… En los sesenta quedó fusionada en UNINSA (a la que absorberá ENSIDESA en 1973), que terminará por concentrar el trabajo en las factorías de Avilés y Veriña. El espacio de la fábrica y sus vías de tren pasaron a convertirse en una barriada de El Natahoyo y en un parque que lleva el nombre de Moreda.
– Avello (1863-2013) estaba situada enfrente de Moreda. Al principio fabricó maquinaria industrial pero después de algunos cambios en el accionariado y en la titularidad, terminó haciendo motocicletas. A partir de los ochenta trabaja para Suzuki, exportando a una veintena de países desde las naves de Porceyo.
– Un poco más allá, están los astilleros Marítima de El Musel, Astilleros del Cantábrico y Riera, y Duro Felguera. De la industria naval, sólo quedarían Naval Gijón -que cerró en 2009- y Juliana, aún en activo como Astilleros Armón.
– También es dificil no recordar la Fábrica de Loza (1876-2008), que hizo vajillas para varias generaciones, y fue la primer empresa de la ciudad en dar descanso los sábados por la tarde. En los ochenta, se sitúa en Porceyo ya con el nombre de Porcelanas del Principado, pero su nombre inicial todavía perdura en el barrio de El Natahoyo como Parque de la Fábrica de Loza.
Aunque estas empresas hayan podido sobrevivir algunos años más, los setenta son una época de crisis financiera, energética y industrial. Sube el paro, sobre todo entre la juventud. Y esto repercute en las empresas, que inician regulaciones de empleo, suspensiones de pagos… Con ello, también aumenta la conflictividad obrera. Gijón/Xixón va a tener el récord de conflictos laborales de España en el año 1977.
BIBLIOGRAFÍA
D’ANDRÉS, Ramón. Diccionario Toponímico del Concejo de Gijón. Ayuntamiento de Gijón/Xixón, 2008.
VV.AA. De tu Historia. Gijón, 1937-1997. Sesenta años de ciudad. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, 1999.
https://www.elcomercio.es/20130327/economia/ultima-moto-suzuki-gijon-201303271145.html
https://migijon.com/el-gijon-industrial-del-pasado-3-fabricas-que-marcaron-el-desarrollo-de-la-ciudad/
Sobre el fotógrafo:
FOAT. Las siglas corresponden a las iniciales de Fotografía Aérea y Terrestre S.A. Es una sociedad que empezó a trabajar en 1958 y sigue aún en activo. Tenía avionetas propias ya en los años cincuenta (algunas de ellas compradas en el extranjero), con las que sus fotógrafos recorrían todo el territorio nacional. FOAT sacó a la luz más de un millón de imágenes que conforman una de las mayores colecciones de fotografía histórica española.
Este es un retrato de la Cimavilla auténtica, de sus gentes, que ocurre en la calle Atocha (la que va de la Plaza La Soledad a la calle Vicaría, o al vesre), casi una caleya que no llega al centenar de metros. Excepto una o dos casas, quizás algún tejado, y el empedrado más o menos arreglado, poco ha cambiado en cuarenta años. Las calles mantenían los apodos de algunas y algunos de sus habitantes más célebres. Y ese es el caso de la calle La Tocha o La Toxa, como aparece reseñada en los libros de registro.
De la calle La Tocha, derivó a la calle Atocha, anque nunca haya tenido nada que ver con la calle de Madrid ni con la virgen de ese nombre… Sino más bien con una mujer que vivió en ella en una época indeterminada, y de la que no sabemos gran cosa. Quizás pudiera tratarse del apodo dado a algún/a descendiente de La Tocha. Porque en Cimavilla, como pasa en la mayoría de los pueblos, los apodos se heredan.
El estudio de los apodos del Barrio Alto no es un tema nuevo. Sobre los nombres de las vecinas y vecinos corrió mucha tinta desde el siglo XIX. Empezando por los artículos publicados en la prensa asturiana; siguiendo con el manuscrito que lleva por título 432 antiguos apodos de Gijón (1850-1890) anotados por D. Enrique García Rendueles, presbítero, con
la colaboración de su padre D. Ricardo (1853-1928) y Doña Rufina Morán la Bandera, al que también hace referencia Vicente García Oliva en la revista Lletres Asturianes; con los Apodos y sobrenombres de Gijón de Luciano Castañón; o con el libro Cimadevilla recuperada. Atlas playu, de 1999. También por los muros del barrio, la Asociación de Vecinos y Vecinas Gigia escribió algunos de ellos con tiza en uno de los talleres que organizó.
En los años setenta, las puertas de las casas estaban abiertas esperando pescadores, las niñas y niños jugaban libres y por las calles, las mujeres lavaban la ropa al son de la copla de la calle La Tocha, o de alguna cancioncilla picante de Rambal animando la plaza d’El Llavaderu (El Campu Les Monxes), donde vivía.
Precisamente Rambal fue un personaje –tristemente- muy célebre en esos años, que volvió a recuperar recientemente su sitio en la historia de Cimavilla (en el recuerdo de las playas y playos nunca dejó de estar presente) con algunos libros y con el documental Rambal. Si yo hablara, de José Fernández Riveiro. También con las canciones que le escribieron Rodrigo Cuevas y Pablo und Destruktion, ambos a modo de homenaje.
Había en el barrio más prostíbulos que chigres. Alberto Alonso Blanco, Rambal, el hijo de Concha La Guapa, aprovechaba cualquier fiesta para disfrazarse de mujer y subirse a un escenario, y su madre anunciaba por todos los sitios sus actuaciones nocturnas. Además, ganaba algo de dinero haciendo recados. Aunque era homosexual declarado en plena dictadura franquista (algo muy val visto en aquella época), todo el vecindario lo quería y se acordaba de él cantando, por ejemplo, por Marifé de Triana.
Pero en el año 1976, con 48 años, murió asesinado a puñaladas en su casa. Después, le prendieron fuego a la habitación. Nunca apareció el asesino o los asesinos y aunque hubo varios sospechosos, siempre se habló de un ocultamiento adrede por tratarse de familiares de algún pexe, de alguien importante. El caso es que la muerte de Rambal caló hondo en el barrio. Su funeral llenó el Campu Valdés de gente y de flores. En una corona se podía leer: “Cima de Villa pide Justicia” (sic). Y ese fue, y sigue siendo, un sentimiento compartido.
Durante mucho tiempo, siguió siendo un barrio de bares que cerraban tarde, de ambientes alternativos y bohemios, y en los años ochenta y noventa de mucha música rock y de lo que se dio en llamar “Xixón Sound”, la movida local. El ruido y la suciedad de los fines de semana molestaba al vecindario. Y si en los setenta, el mayor problema de este barrio era aún la miseria de las personas que lo habitaban, ahora es la dificultad para acceder a algunos servicios, y el peligro y consecuencias que trae consigo la gentrificación, por haberse convertido en el barrio más turístico de Gijón/Xixón. Parafraseando a Pablo und Destruktion, habría de decir más eso de “Que muera el civismo y viva Cimadevilla” (sic).
BIBLIOGRAFÍA
PIÑERA, Luis Miguel. Las Calles de Gijón. Historia de sus nombres. El Comercio, 2004.
https://www.lavozdeasturias.es/noticia/gijon/2019/01/03/paseo-historia-cimavilla-chelo-mulata/00031546537176275455440.htm
https://elblogdeacebedo.blogspot.com/2014/01/el-crimen-de-rambal-el-19-de-abril-de.html
https://www.eldiario.es/sociedad/rambal-homosexual-declarado-espana-franco_1_1053104.html
Sobre el fotógrafo
FOAT. Las siglas corresponden a las iniciales de Fotografía Aérea y Terrestre S.A. Es una sociedad que empezó a trabajar en 1958 y sigue aún en activo. Tenía avionetas propias ya en los años cincuenta (algunas de ellas compradas en el extranjero), con las que sus fotógrafos recorrían todo el territorio nacional. FOAT sacó a la luz más de un millón de imágenes que conforman una de las mayores colecciones de fotografía histórica española.
Al acercarse a esta parte de la ciudad, llegaba el runrún de la rula (la lonja) y las conserveras, el trajín de las redes y el olor a sardinas friendo en las casas y en los chigres de Cimavilla. El Gijón/Xixón primitivo se construyó sobre la ladera de L’Atalaya. Poco después de que acabara la Edad Media, comenzó a diferenciarse Cimavilla -más nueva y en lo alto (por lo tanto, se llamó también Barrio Alto)- de Bajovilla.
Cimavilla vivía por y para la mar. Era donde se localizaban la mayoría de las fábricas de salazones y conservas de pescado, por estar situada cerca del puerto, pero también del ferrocarril (que en 1884 ya unía Asturias con la Meseta). Esto hizo crecer las exportaciones al centro de la península, sin olvidar que los barcos necesitaban provisiones para los viajes largos, y que la colonia de migrantes asturianos en América demandaba también productos asturianos. En 1885 funcionaban en Asturias más de 40 conserveras.
La primer conservera de Gijón/Xixón fue la fábrica de Anacleto Alvargonzález (fundada en 1848), con un total de 40 trabajadores entre niños, mujeres y hombres.
Fue también la primera en usar envases de hojalata. Al acabar el siglo XIX aparecen La Cantábrica, Escobio y Alesón. Más tarde, las de Valentín Sendín, Vigil, Braña, Berjano y Forcén. En 1926, se funda Ojeda, que llegó a tener casi cuatrocientos empleados cuando la llevaban sus herederos, Hijos de Ángel Ojeda S.A, en los años ochenta.
Después de la Guerra Civil, el sector va entrando en decadencia. Actuamente, apenas quedan cuatro empresas de conservas en el concejo. La más antigua es la de González Barrio, que comercializa latas de las marcas La Gloria y Costera desde 1926. Las otras son Agromar (1948), Remo SL (1964) y Facsa-La Polar (1969), aunque ninguna de ellas se localiza ya cerca de Cimavilla.
La industria conservera no existiría sin pescado, y tampoco el pescado sin puerto. Desde L’Atalaya, los pescadores miraban a la mar para avistar las ballenas y salir a pescarlas desde El Muelle. Pero hasta mediados del siglo XIX, el puerto de Gijón/Xixón era únicamente una dársena que quedaba en seco cuando bajaba la marea (ya desde entonces, aparece la idea de hacer un puerto de abrigo en El Musel).
No eran solo los barcos de pesca los que necesitaban un sitio donde fondear. También los cargueros que transportaban el carbón y el hierro llegados de la cuenca minera precisaban un sitio donde esperar por la carga y donde recibirla. De esto se encargó el mismo ingeniero que había llevado a cabo la obra del ferrocarril de Langreo, José Elduayen, haciendo que las vías llegaran a descargar sobre los barcos.
Durante este tiempo, y hasta los inicios del siglo XX, se construyen los muelles del Bombé -lo que ahora es la calle Claudio Alvargonzález-, y de Santa Catalina -conocido como “rompeolas”, y más tarde también como Punta Lequerica o “Liquerique”-. El proyecto del “apagador” -por asemejarse, desde el aire, a un apagavelas- del puerto es lo que permitirá espacio para la abundante flota pesquera y para los cargueros, por lo menos hasta la inauguración del puerto de El Musel en 1907.
En los años setenta, la flota que atracaba en El Muelle estaba formada en su mayoría por lanchas pequeñas y barcas de pesca. Una estampa que aún se veía a principios de los ochenta. Pero el desmantelamiento de la industria y el deterioro del puerto, hicieron muy necesario el Plan Especial de Reforma Interior del Puerto Local, dirigido por Fernando Nanclares. La Autoridad Portuaria seguiría con el arreglo de los muelles y los paseos.
Desde 2006, la UTE Puerto Deportivo de Gijón se hace cargo de su gestión. Es muy difícil ver barcas de pesca entre tanto yate de recreo; ahora la costumbre son las competiciones deportivas de vela ligera y de pesca deportiva que se celebran a lo largo del año. El puerto deportivo de Gijón/Xixón vuelve a ser un referente en ese sentido; como también lo es El Musel, como el puerto granelero más importante de España.
BIBLIOGRAFÍA
D’ANDRÉS, Ramón. Diccionario Toponímico del Concejo de Gijón. Ayuntamiento de Gijón/Xixón, 2008.
VV.AA. De tu Historia. Gijón, 1937-1997. Sesenta años de ciudad. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, 1999.
VV.AA. Puerto de Gijon. Pesca y Conserva. Nobel, 2006
https://www.puertogijon.es/puerto/puerto-local/
https://www.puertogijon.es/puerto/historia/
Sobre el fotógrafo Luis Argüelles Sánchez (Gijón/Xixón, 1929-2014) fue el director del Muséu del Pueblu d’Asturies de 1968 a 1985. Licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y colaborador del diario El Comercio, dedicó su vida a la investigación de la historia, la música, el baile y la indumentaria popular asturiana, reuniendo una importante biblioteca y un gran archivo documental sobre Gijón/Xixón y sobre Asturias, que su hijo, Luis Argüelles Tamargo, donó en 2016 al Muséu del Pueblu d’Asturies.
En los últimos años del Franquismo se dio en Asturias un movimiento cultural que inquietó a las autoridades. En 1965 se clausuraron la Academia Obrera de José Luis García Rúa -situada en un bajo de la calle Cura Sama- que llevaba abierta desde 1959, siguiendo a la Escuela Neutra Graduada que Eleuterio Quintanilla había abierto a principios de siglo (aquí se formaron muchos obreros, bajo el método libre de enseñanza y al margen de las doctrinas de la dictadura). El aula anarquista hizo de ejemplo para otras asociaciones en Gijón/Xixón que se presentaban como culturales, reclamando un conocimiento popular, abierto y participativo.
Ya en el año 1960 surgía la Sociedad Cultural Gesto como grupo de teatro. A ella van uniéndose otras sociedades de carácter más bien vecinal, al amparo de la Ley 191/64 de Asociaciones, como la Sociedad Cultural Natahoyo y la Sociedad Cultural Pumarín (1967), y también la Sociedad Cultural Gijonesa (1968). Además, en el resto de Asturias aparecen otras como la Asociación Amigos del Nalón o el Club Delta de Avilés. Los locales de estos colectivos eran puntos de encuentro en un tiempo en el que los derechos de reunión y expresión estaban todavía restringidos. Organizaban actuaciones musicales y teatrales, recitales o conferencias con coloquios -una novedad-. Y a veces, bien podían parecer la parte visible de sindicatos y partidos políticos clandestinos, sobre todo de ideología comunista, socialista y libertaria. La Sociedad Cultural Natahoyo tuvo la idea de organizar el primer Día de la Cultura el 10 de septiembre de 1972, con las actuaciones de Mario Montes, Pablo Charol y Julio Busto en La Carbayera de Los Maizales. Las primeras ediciones organizó el evento sola, pero siempre con el apoyo de la Sociedad Cultural Pumarín y la Sociedad Cultural Gijonesa.
El Día de la Cultura de 1976 se celebró el domingo 8 de agosto. Era el primero sin Franco. Durante el mes anterior, se había concedido la amnistía a cuatrocientos presos políticos (del total de seiscientos que había en las cárceles españolas). El ambiente era de libertad. La convocatoria se hizo de forma unitaria, y en la reunión previa se había acordado no sacar banderas. Únicamente los sindicatos podían desplegar pancartas. Al pregón de Juan Cueto, siguieron el cantante de tonada El Tordín de Frieres, Víctor Manuel, Ovidi Montllor, Rosa León… además de un representante de la oposición de Guinea Ecuatorial. Otra de las caras conocidas que se vieron ese día fue la de Simón Sánchez Montero, que acababa de salir de la cárcel. Era uno más entre las 20.000 personas de izquierdas que allí se congregaban. Al año siguiente, el periódico El País llegó a informar de 35.000 asistentes. La “romería laica” se celebró hasta 1984. Las sociedades culturales perdieron fuerza porque los partidos y sindicatos ya podían operar fuera de ellas. No obstante, fueron trece años en los que en una jornada de agosto o setiembre toda la oposición franquista, hippies, ‘progres’ y modernos se juntaban para comer y beber en la Carbayera de Los Maizales, disfrutando de referentes de la canción protesta, pero también de grupos folklóricos, de coros, de cantantes de tonada y hasta de grupos de teatro. Entre el medio centenar de músicos que pisaron el escenario del Día de la Cultura estaban Ana Belén, Jerónimo Granda, Chus Pedro y Manolo Peñayos -después Nuberu-, Carlos Rubiera, Julio Ramos, el portugués José Afonso, Caco Senante, Taburiente, Raimon, Luis Pastor, Isabel Parra, Quintín Cabrera y Chicho Sánchez Ferlosio. Los pregones, convertidos en proclamas políticas, estuvieron a cargo de personas como Jesús Vicente Chamorro, Luciano Castañón o Vicente Álvarez Areces, por citar algunos. En 2013, un grupo de políticos, sindicalistas y representantes de la cultura, con nostalgia de lo que había significado aquella fecha, quisieron repetir la fiesta en el mismo
escenario de entonces. Aquel acto se presentó como una convocatoria contra la “dictadura de los mercados” y los “recortes sociales”, y consiguió juntar a 5.000 personas. En 2014 volvió a hacerse con dos días de programación, pero también se despertó una polémica medioambiental. La Carbayera de El Tragamón -a la que pertenecen Los Maizales y parte del Jardín Botánico Atlántico- está formada por robles de más de 400 años, está protegida como Monumento Natural desde 2003 y está dentro de la Red Natura 2.000-ZEC (Zona de Especial Conservación), por lo que, por muy histórico que resulte el lugar para la izquierda, quizá no fuera el mejor de los espacios para un festival de música.
BIBLIOGRAFÍA
D’ANDRÉS, Ramón. Diccionario Toponímico del Concejo de Gijón. Ayuntamiento de Gijón/Xixón, 2008. https://www.elcomercio.es/v/20130808/gijon/tres-sociedades-culturales-
pusieron-20130808.html http://sociedadculturalgijonesa.blogspot.com/p/historia-de-la-cultural.html https://www.lne.es/asturias/2008/09/01/fiesta-cultura-1976-21649418.html http://www.wenceslaoroces.org/res/mon.htm
https://elpais.com/diario/1977/08/16/cultura/240530403_850215.html https://www.lne.es/gijon/2013/05/24/dia-cultura-volvera-agosto-maizales-
20646906.html
PIÑERA, Luís Miguel. Domingos en Rojo. Historia del Día de la Cultura (1972-1984). Sociedad Cultural Gijonesa, 2017. VV.AA. Amigos de Mieres. 50 años de historia. Amigos de Mieres, 2019.
Sobre el fotógrafo: José Manuel Nebot (1929-2017), fotógrafo profesional y histórico militante del Partido Comunista de Asturias en los tiempos del tardofranquismo y la Transición, fue concejal de la capital asturiana entre 1987 y 1991, y uno de los fundadores de Amigos de la Naturaleza Asturiana (ANA), de la Federación de Fotógrafos Profesionales de España, de la Asociación de Comercio de Oviedo/Uviéu y de la Federación Asturiana de Profesionales y Autónomos de Asturias. Lo que se conservaba de su archivo profesional lo depositó su hijo, Juan Carlos Nebot -también fotógrafo- en 2021 en el Muséu del Pueblu d’Asturies.
La idea de una feria donde se mostraran las novedades de la industria asturiana nace de la Federación Patronal de Gijón y se presenta en la Conferencia Astur-Americana, que se celebró en Oviedo/Uviéu en 1923. Un año más tarde, se llevará a cabo la primera edición de la Feria de Muestras en el Paseo de Begoña (a la que seguirán ocho ediciones -hasta los años treinta- en otros lugares).
Volvió a retomarse la celebración de la Feria de Muestras en la calle durante las fiestas de Begoña en los años sesenta, de la mano de la Cámara de Comercio (primero en locales cedidos y después en El Molinón, hasta que se construyó una tribuna en el espacio del estadio donde se llevaba a cabo). En 1971, se traslada ya al otro lado del Piles, y recibe la declaración de ‘Nacional’.
Para entonces, Confecciones Gijón llevaba ya veinte años fabricando ropa. En 1952, el empresario Enrique López González montaba su taller en la calle Usandizaga, entre el barrio de El Coto y el de El Bibio. Empezó con 30 trabajadores que hacían 250 camisas al día. Se trataba de prendas baratas, para usar en el trabajo, porque Cataluña tenía el monopolio de los textiles de calidad en aquella época.
A los tres años de abrir, crea la marca IKE –no está del todo claro si por la abreviatura del nombre del empresario o en homenaje al presidente Eisenhower, que tenía ese apodo-. Con ella, comienza a vender camisas más finas, con unos diseños de colores y dibujos muy cuidados. Las ventas van tan bien, que Enrique López decide abrir una fábrica nueva cerca de la que tenía, en la calle Balmes. En 1958, empiezan las obras de las naves. Noventa empleadas que realizan hasta 1.200 camisas por día, que ya se venden en Madrid y Euskadi.
En los sesenta llegan a las 200 costureras, y se firma un acuerdo con uno de los grandes fabricantes de fibras sintéticas. El poliéster mezclado con algodón de Tervilor será la gran novedad. Para ayudar a la venta –que ya era a nivel nacional-, la empresa cuenta con un equipo de investigación de mercados que aplica técnicas de marketing nuevas. De ahí saldrá el eslogan “IKE cuida el detalle”.
Los años setenta comienzan con más de 500 costureras en unas instalaciones que pasan de 3.000 a 10.000 m2, y con otras tres empresas que trabajan para IKE. El mercado cambia. A pesar de la crisis que afecta al sector, IKE exporta a Oriente Medio y a América, y todavía aguantará hasta los años ochenta con el Plan de Reconversión Textil. El objetivo era diversificar la empresa: se amplió el capital, pero terminaron por vender las acciones a la Administración -al precio de una peseta por participación- en el año 1987.
El Gobierno intentó volver a echar a andar la fábrica durante los tres años siguientes (y de este modo salvar del paro a las 277 trabajadoras que quedaban), pero finalmente, IKE cerró sus puertas el 15 de junio de 1990. Las trabajadoras no se conformaron. Para poder mantener los puestos de trabajo llevaron a cabo una serie de acciones similares a las que estaban realizando los obreros de los astilleros, aunque más imaginativas.
Empezaron presentando denuncias por “malversación de fondos y evasión de activos de la empresa” contra la ministra de Industria, contra el ministro de Trabajo, contra la compañía… y al mismo tiempo, consiguieron juntar a más de 2.000 personas en una manifestación, asaltaron embajadas, secuestraron un autobús urbano y un barco, crearon un partido político para presentarse a las elecciones municipales… Llamaba la atención ver a aquellas mujeres en tacones cargando ruedas para hacer barricadas y defendiéndose de los antidisturbios con agujas industriales.
Tras cuatro años de encierro (sin agua corriente ni calefacción) dentro de la fábrica donde habían trabajado, consiguieron por fin el control de la empresa, que después venderían a un empresario de Mieres. Su lucha estuvo a la sombra de otras que se dieron en esa época, pero no es en absoluto menos importante que las luchas protagonizadas por los mineros o las luchas protagonizadas por los trabajadores del naval en los años noventa.
BIBLIOGRAFÍA
PRIETO, Carlos. IKE. Retales de la Reconversión. Ladinamo Libros, 2004.
VV.AA. De tu Historia. Gijón, 1937-1997. Sesenta años de ciudad. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, 1999.
VV.AA. Feria de Muestras de Asturias. Historia gráfica (1924-2016). Fundación María Cristina Masaveu Peterson y Cámara de Comercio, 2017.
Sobre el fotógrafo
Foto Karty era un estudio profesional de la calle Aragón de Pumarín, en Gijón/Xixón, que estuvo abierto entre 1960 y 1995, a cargo del fotógrafo Florentino Mahamud Cueto, Tino (1939-2020). Es un ejemplo muy representativo de los muchos estudios fotográficos profesionales que hubo ente los años sesenta y noventa del siglo pasado. Este negocio se basaba en la imagen de estudio, sobre todo en los obligados retratos de carnet para el DNI, el libro de familia o el permiso de conducir, pero también atendían todos los eventos familiares y sociales de su zona de trabajo, en este caso particular, el barrio de Pumarín.
En Gijón/Xixón ya se realizaban espectáculos de doma y saltos con caballos a finales del siglo XIX en el teatro Obdulia, y en la playa San Lorenzo hubo carreras de fondo y velocidad hasta 1915. Pero la idea de organizar un concurso ecuestre no aparece hasta los años cuarenta del siglo XX. El Ayuntamiento de Gijón/Xixón contó con la Escuela de Aplicación de Caballería y Equitación del Ejército de Tierra para poder llevarlo a cabo. Hay que pensar que, de aquella, eran los militares quienes tenían la mejor yeguada de Pura Raza Española y los medios para poder entrenarla.
De este modo, en agosto de 1942 se celebró la primera edición del ‘Concurso Hípico Nacional’ (CHN), y el director de la escuela militar (Fernando Arroyo) fue el presidente del jurado. Participaron 22 jinetes y 48 caballos. Según la prensa, más de 2.000 espectadores llenaron Les Mestes el día de la inauguración. Al acabar la década, eran casi el doble los caballos participantes. Y fueron aumentando también los días de duración.
Desde el segundo año concursan mujeres, aunque la mayoría son hombres y, en concreto, militares. No obstante, el único hombre civil –no militar- que montaba a caballo en Gijón/Xixón en este tiempo era Paco Goyoaga. Está considerado el mejor jinete español por hacerse con medallas varios años en el Campeonato Mundial de Saltos Ecuestres -aún no era sede oficial Gijón/Xixón- y en los Juegos Olímpicos de Verano durante los años cincuenta.
El Ayuntamiento compró las fincas de Les Mestes en 1953 (hasta entonces las cedía la familia Suarez para la competición). El espacio nunca fue exclusivo para la equitación. Durante muchos años se realizaron competiciones de Tiro al Pichón -con tradición desde principios de siglo-, demostraciones de aeroplanos y globos aerostáticos, y se usó también como canódromo -de 1953 a 1966- y velódromo ciclista y motorista y como pista de atletismo -tras asfaltarlo en 1959-.
Los primeros años las gradas eran desmontables y de madera; además, se ponían sillas junto a la pista. Cuando pasó a ser propiedad del Ayuntamiento, se colocaron ya gradas permanentes: la del oeste era de preferencia y la del este, general. Las y los asistentes entraban y salían por puertas diferentes, así, no tenían que cruzarse personas de diferentes clases sociales.
En 1962, Gijón/Xixón consigue la distinción de ‘Concurso Hípico Internacional’ (CHI) -que más tarde será ‘Concurso de Saltos Internacionales’ (CSI)-, al venir el equipo nacional portugués. En los años siguientes, van acercándose también los equipos de Francia, Italia, Argentina… Una epidemia de peste equina africana hace que, en 1966, mueran miles de animales en el sur de la península ibérica. Esta enfermedad vírica -que transmite un mosquito- va a afectar a la competición del año siguiente.
Por otro lado, en el año 1965 aparece Promociones Hípicas S.A, que después pasará a ser el Club Hípico Astur (CHAS). La pista de entrenamiento estaba en Tremañes, en unos terrenos prestados por Joaquín Juliana -hijo del fundador de los astilleros-. Años más tarde,
trasladarán el club a Les Mestes: el 16 de agosto de 1970, los todavía príncipes de España, Juan Carlos y Sofía, inauguran las nuevas instalaciones.
El año de la fotografía del calendario -1972-, el portugués Manuel Malta de Costa ganó el Gran Premio de Gijón con el caballo Eusebio. Será el único jinete que lo haga cuatro veces: en 1962 con Novelista, en 1972, en 1977 con Ecaussevillais y en 1978 con Et Bien. Malta de Costa recordaba nuestra ciudad con cariño, fue su primera salida internacional y de aquí pasó a ser olímpico.
Además, en la época de los setenta, otros jinetes extranjeros consiguieron la medalla del Gran Premio de Gijón: el portugués Lobo Güedes sobre Chopin en 1975, y el francés Radul, con Uruapan, en 1970. El resto fueron triunfos nacionales: Martínez de Vallejo con Romántico (1971), el Duque de Aveiro con Kurfust (1973), Jaime Rivera con Conquistador (1974) y Luis Álvarez Cervera con Acorne, Thor y Romeo (1976 y 1979).
Otros países como Suiza y Marruecos participan en el Concurso de Saltos a finales de los setenta. Y en los ochenta, también Reino Unido. En 1987, la Federación Española de Hípica le concede la categoría de oficial, por lo que pasa a ser sede de la Copa de Naciones de España ese año y a partir de 1995 -excepto en 2008 que se realizó en Madrid para promocionar la candidatura a los Juegos Olímpicos-. Esto hizo que pasaran por Gijón/Xixón la infanta Elena de Borbón, el príncipe de Arabia Saudí y Cayetano Martínez de Irujo, entre otros representantes de la aristocracia internacional.
El último CSIO que tuvo lugar fue en el año 2019 y actualmente está en suspenso hasta que pueda volver a celebrarse con el aforo completo (tras el brote de coronavirus que obligó a suspender también el Concurso Internacional dos Estrellas en 2020). Aunque sí se celebraron otras pruebas más pequeñas a lo largo del año 2021. La Final de la Copa Campeones Ponis 2021 (CSNP1) fue la última.
Está previsto que el Concurso de Saltos Internacional pase a durar cinco días, en vez de seis como hasta ahora. Pero el Patronato Deportivo Municipal pretende seguir manteniendo las cifras de entre 40.000 y 60.000 espectadores. Y se podrá seguir apostando por los caballos -algo común en las carreras, pero más difícil de ver en los concursos de saltos-.
BIBLIOGRAFÍA
https://www.elcomercio.es/deportes/mas-deportes/historia-cincelada-largo-20170830000932-ntvo.html
https://www.lne.es/gijon/2012/09/04/aniversario-paso-desapercibido-20818153.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Concurso_de_Saltos_Internacional_de_Gij%C3%B3n
http://www.csiogijon.com/
https://www.lne.es/deportes/2014/08/20/fallece-lisboa-manuel-malta-da-19975205.html
https://www.miteco.gob.es/ministerio/pags/Biblioteca/Revistas/pdf_MG%2FMG_1990_1_90_31_38.pdf
Sobre el fotógrafo:
FOAT. Las siglas corresponden a las iniciales de Fotografía Aérea y Terrestre S.A. Es una sociedad que empezó a trabajar en 1958 y sigue aún en activo. Tenía avionetas propias ya en los años cincuenta (algunas de ellas compradas en el extranjero), con las que sus fotógrafos recorrían todo el territorio nacional. FOAT sacó a la luz más de un millón de imágenes que conforman una de las mayores colecciones de fotografía histórica española.
Podríamos jugar a encontrar las ocho diferencias ente la vista actual y la de la fotografía de 1974 desde este rincón del barrio de Les Caseríes de Somió. Hay ahora cosas que antes no estaban: el Elogio del Horizonte en L’Atalaya (al fondo), el humo permanente sobre la ciudad, las fachadas rehabilitadas de algunos edificios, la colección de palmeras, las urbanizaciones de chalets, el entorno de la Madre del Emigrante (‘La Lloca’l Rinconín’), el Parque de El Rinconín o los caminos asfaltados.
No obstante, hay un edificio que se mantiene desde los años cuarenta, el Sanatorio Marítimo. En el sitio de la ería del Piles, estaba la Quinta de los Quiñones. Dentro de ella, había un merendero con una barraca que abría con el buen tiempo, llamado La Florida. Aquí, en setiembre de 1936, los republicanos apresaron -y fusilaron después- a Bernardo Alfageme y a su nieto Hermenegildo. Formaban parte de una familia adinerada de origen zamorano que había abierto varios negocios en Candás y en Vigo, entre ellos las conserveras que comercializaban la marca Miau. Bernardo Alfajeme fue alcalde de Candás con el Partido Reformista, de carácter liberal.
A su muerte, la familia vendió algunas propiedades en Candás, y decidió donar 600.000 pesetas a la orden de San Juan de Dios, para que pudieren hacer un centro para hospitalización y consulta (similar al que ya tenían en Vigo) para niños y niñas sin recursos que padecían de dolencias musculares y de los huesos. El Ayuntamiento aportará una subvención de 100.000 pesetas para comprar los terrenos, que eran de los Condes de Revillagigedo, y además, dará también 10.000 pesetas al año para el mantenimiento.
En el año 1943, el General Solchaga -jefe de las tropas franquistas que entraron en Gijón/Xixón cuando la Guerra Civil y de una de las columnas que aplastaron la Revolución del 34-, colocaba la primera piedra del Sanatorio de San Bernardo y San Hermenegildo. El edificio del arquitecto Manuel del Busto se inaugura en setiembre de 1945, con un equipo de siete médicos bajo la dirección del doctor Aquilino Hurlé. Ingresan de aquella 47 niños para que les traten gratuitamente la polio y otras enfermedades musculoesqueléticas que precisaban de ortopedia. Y van añadiéndose otras disciplinas médicas como la oftalmología, la logopedia o la fisioterapia.
A finales de los sesenta, la consulta sanitaria se reduce, pero comienza una nueva época de atención a personas con discapacidades físicas, abriendo aulas, talleres y una zona residencial.
En los ochenta, se convierte en un centro educativo, que también dará atención a personas con discapacidades psíquicas, en especial a usuarios y usuarias con problemas socio-familiares. Actualmente, actúa como un centro que cubre las necesidades educativas, residenciales y ocupacionales de personas adultas con diversidad funcional.
Hasta 1968 no hubo un paseo que llegara hasta el Sanatorio Marítimo (aunque éste estaba ideado ya desde los años cuarenta en un proyecto del ingeniero de caminos Segundo de los Heros). El Ayuntamiento tuvo que actualizarlo, añadiendo red de saneamiento, haciendo más alto el muro y poniendo pilastras, y colocando luces y barandillas. La primera
fase terminó en 1956, tomando el paseo el nombre de José García Bernardo, el alcalde que estaba entonces en el poder. Cuando estuvo hecha la segunda fase, el paseo permitió llegar a todos los merenderos y bailes que había al este de Gijón/Xixón: el Madrigal, el Rocamar, el Bellavista, el Casablanca, el Faro del Piles, Las Terrazas del Pery, el Aurora… Y también al Camping Gijón, abierto en 1962, al que llegaron los primeros turistas franceses, alemanes y ingleses.
Una escultura preside el paseo de la Ruta del Cervigón desde el año 1970. Es la Madre del Emigrante, aunque en Gijón/Xixón el nombre popular se impuso como “La Muyerona”, “La Lloca’l Rinconín” o “La Lloca” a secas. Desde que el General Cecilio Olivier -entonces alcalde de Gijón/Xixón-, propusiera en el pleno colocar un homenaje a las madres de los emigrantes pasaron más de diez años. Se creó una comisión –en la que estaban también los cónsules de Cuba y Argentina, el presidente del Centro Asturiano de La Habana y el director de la Oficina de América-, en la que decidieron convocar un concurso. En el III Congreso de Sociedades Asturianas, mostraron las maquetas y bocetos presentados, pero al no tener un criterio para escoger al ganador, el proyecto quedó parado.
Finalmente, en 1967 se le encarga al escultor cántabro Ramón Muriedas Mazorra la creación de la escultura, con idea de colocarla en L’Atalaya. El boceto se presentó en el IV Congreso Mundial de Sociedades Asturianas, chocando con la imagen que esperaban de una “madre asturiana”, resultando una obra “demasiado moderna”. Dos años más tarde, el Ayuntamiento financia la obra de Muriedas, que se pondrá en El Rinconín, porque L‘Atalaya seguirá en manos militares hasta 1982. Los arreglos del entorno los realizarán los arquitectos Fernando Castevany y Enrique Álvarez-Sala Morís.
La inauguración de La Madre del Emigrante tendría lugar el 18 de setiembre de 1970, dentro del V Congreso Mundial de Sociedades Asturianas. La obra se colocó en un pedestal temporal en el que estaría años. Será la primera obra de lenguaje moderno en la ciudad. En 1976 sufre un atentado que estropea la parte de abajo, y poco después, una galerna hace que se incline. La retiran y le encargan a Francisco Fernández Macías la restauración. Estará en un almacén hasta los ochenta, y ya en los noventa se cambia la plaza donde esta situada, y se coloca en el pedestal el poema ‘Al son del Agua’, del poeta gijonés Alfonso Camín.
En los años noventa se remodela todo el entorno. Se crea el Parque de El Rinconín, donde otras esculturas abstractas irán acompañando a ‘La Lloca’: el Homenaje a Galileo Galilei XV, de Amadeo Gabino; Solidaridad, de Pepe Noja; o Sin Título, de Herminio Álvarez.
BIBLIOGRAFÍA
D’ANDRÉS, Ramón. Diccionario Toponímico del Concejo de Gijón. Ayuntamiento de Gijón/Xixón, 2008.
VV.AA. De tu Historia. Gijón, 1937-1997. Sesenta años de ciudad. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, 1999.
https://sanatoriomaritimo.com/
https://www.vigoe.es/vigo/mas-vigo/de-zamora-a-vigo-con-escala-en-candas/
https://www.elcomercio.es/v/20140413/gijon/atraccion-merenderos-frente-20140413.html
https://es.wikipedia.org/wiki/La_madre_del_emigrante
Sobre el fotógrafo FOAT. Las siglas corresponden a las iniciales de Fotografía Aérea y Terrestre S.A. Es una sociedad que empezó a trabajar en 1958 y sigue aún en activo. Tenía avionetas propias ya en los años cincuenta (algunas de ellas compradas en el extranjero), con las que sus fotógrafos recorrían todo el territorio nacional. FOAT sacó a la luz más de un millón de imágenes que conforman una de las mayores colecciones de fotografía histórica española.
Es difícil poner una fecha de comienzo a la historia del Paseo de El Muelle como sitio de recreo, aunque la cercanía con el puerto hace suponer que era un sitio con mucho paso de gentes y mercancías. En 1749, una galerna destrozó el puerto reconstruido a finales del siglo XVI. Con la protección de un único muelle, los golpes de mar eran terribles: el agua entraba por este lado a la Bajovilla de Gijón/Xixón. En ese siglo XVIII hacen “el muelle nuevo” ganando terreno al Arenal de la Trinidad y colocando en él unos bancos de piedra conocidos como Los Poyos, que darán nombre al lugar.
En uno de esos poyos se sentará la reina Mª Cristina -la madre de Isabel II-, camino de la inauguración de la Estación de Langreo en 1852. Medio siglo después (en 1885), otra reina también de nombre Mª Cristina -acompañada por su hijo Alfonso XIII-, dará nombre con su visita a los Jardines de la Reina. Será el parque que una El Muelle con otro paseo importante, el de la Calle Corrida (antes calle Ancha de la Cruz).
Siguiendo la calle del Muelle de Oriente, y llegando a la plaza del Marqués, estaba el Gran Hotel Restaurant de La Marina, que recién estrenado el siglo XX se anunciaba con “Espléndidas vistas al mar” y con luz eléctrica y de gas, siendo “Casa recomendada por los Señores Viajantes”. El edificio se reemplazó en los sesenta por una de las dos torres de quince pisos que escoltan la figura de Pelayo. Aunque no estaba permitido construir edificios tan altos, en realidad merecía la pena porque con las ventas los constructores pagaban las multas y todavía sacaban beneficio. Actualmente estas torres estan recién rehabilitadas, pero siguen rompiendo la estética de la Cimavilla vieja, que en el año 1975 se declaró Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico.
La Plaza del Marqués (o antes Plaza de la Barquera -porque era el dique seco donde se ponían a resguardo las barcas cuando había temporal-), guarda otros secretos. Bajo los adoquines se descubrieron los restos de una fábrica de salazones de la época romana (s. III-IV), una estela de la gens de los cilúrnigos y un pozo que está restaurado y ya a la vista: el Pozo de La Barquera. En la plaza también hubo fondas y tabernas, como la Gran Fonda del Comercio, que sabemos que existía dende 1867 y también que a principios del siglo XX tenía baños y duchas.
El Palacio Revillagigedo es la edificación más llamativa de la plaza. Su dueño (Carlos Miguel Ramírez de Jove, marqués de San Esteban de Natahoyo y conde de Revillagigedo), hizo construir este palacete en el siglo XVIII aprovechando la torre medieval que ya había a la izquierda.
La estatua del rey Pelayo preside la plaza desde el 5 de agosto de 1891 -un día antes de que hiciera lo propio la de Jovellanos en la Plaza del 6 de Agosto-. La obra, de José María López, se fundió en la Fábrica de Moreda y se inauguró con misa, bandas de música y disparos de cañones.
Desde este punto, el Paseo de El Muelle se llama de forma oficial calle de Claudio Alvargonzález -antes calle Abtao y calle Barbacana-: este gijonés fue conocido también como El Héroe de Abtao, porque dirigió la fragata Villa de Madrid durante el combate
sucedido en Abtao (una isla de Chile) en 1866, aunque la batalla no fuera decisiva para la Guerra Hispano-Sudamericana. Además, fue el alcalde más breve de Gijón/Xixón (del 11 al 15 de octubre de 1868), en época del exilio de Isabel II que dio paso al Sexenio Democrático. Su busto está colocado en las escaleras que suben a la calle Óscar Olavarría, junto a la Comandancia de Marina, desde 1995. Cuando la Comandancia aún no ocupaba ese espacio, estuvo aquí el Paseo del Bombé -llamado igual que los de Avilés y Oviedo/Uviéu, copiando lo que venía de París-.
El Paseo de El Muelle, creció como creció el puerto. Así, a mediados del siglo XIX comenzaron las obras del dique de Santa Catalina, que permitió pasar del “rompeolas” y ir alargando el camino hasta la Punta Lequerica o “Liquerique”.
En los setenta, tomar un culín de sidra en la Cuesta del Cholo ya estaba de moda. Y en el año 1976, había en el puerto un barco-cafetería, que acabó siendo discoteca: el Ciudad de Algeciras fue un barco de 1925, comprado por la Asociación Asturiana de Capitanes de la Marina Mercante con el objetivo de ser su sede social, además de museo y biblioteca; pero la situación económica de la asociación motivó que tuvieran que alquilarlo.
Actualmente, desde La Cuesta a Poniente, pasando por la Plaza del Marqués, el paseo está lleno de bares y pubs por los que salir a bailar de noche o a tomar algo en las terrazas por la tarde o la hora del vermú. Además, sirve de escenario para exposiciones fotográficas, para actuaciones musicales, para algunos mercados y para la Fiesta de La Sidra. Las últimas noticias pasan por el proyecto de un hostelero que quiere convertir parte del espacio marítimo de El Muelle en un aparcamiento para 600 vehículos y poder colocar encima más y más terrazas.
BIBLIOGRAFÍA
PIÑERA, Luis Miguel. Las Calles de Gijón. Historia de sus nombres. El Comercio, 2004.
VV.AA. De tu Historia. Gijón, 1937-1997. Sesenta años de ciudad. Fundación Municipal de Cultura, Educación y Universidad Popular, 1999.
https://fondos.gijon.es/fotoweb/archives/
http://xurdemoran.blogspot.com/2014/02/la-plaza-del-marques-gijonxixon.html
https://gijonenelrecuerdo.elcomercio.es/2012/04/gijon-publicidad-ano-1903.html
https://elgijonquemegusta.blogspot.com/
https://www.lne.es/gijon/2021/12/18/aparcamiento-subterraneo-600-plazas-nueva-60807487.html
Sobre el fotógrafo
Luis Aranda Iriarte (Gijón/Xixón, 1945-2017) estudió en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid. Tras acabar los estudios trabajó en el
Departamento de Planeamiento de la Oficina Regional de Proyectos del Ministerio de Obras Públicas en Oviedo/Uviéu. La mayor parte de su labor profesional lo mantuvo vinculado a la Confederación Hidrográfica del Norte de España. Falleció en Gijón/Xixón el 14 de mayo de 2017, a los 71 años de edad. Era hermano del polifacético arquitecto Joaquín Aranda Iriarte (Gijón/Xixón, 1946-2018), y ambos donaron en 2014 un importante archivo de negativos al Muséu del Pueblu d’Asturies.
La Plaza Mayor es uno de los sitios más visitados por los y las turistas que pasan por Gijón/Xixón, un rincón con encanto y donde siempre hay una excusa para cruzar, pararse y sacar una foto: la decoración navideña, un mercado o la lluvia sobre el empedrado. La idea de hacer una plaza adecuada y un ayuntamiento acorde con las dimensiones de la villa -que ya andaba cerca de los 30.000 habitantes- es de mediados del siglo XIX.
El arquitecto provincial, Andrés Coello, diseñó el edificio y el entorno y la obra comenzó en 1861 pagada por las arcas públicas. Tres años después, Luis Céspedes -arquitecto provincial- y Lucas María Palacios -arquitecto municipal- realizan algunas modificaciones, con un estilo más historicista que clasicista, y haciendo que uno de los lados de la plaza quede sin porticar. El Ayuntamiento y su plaza se inauguraron durante las fiestas de Gijón/Xixón, el 15 de agosto de 1865.
El tejado del Ayuntamiento se remodeló entre 1923 y 1927. Y ya en los años sesenta, arreglaron los forjados y quitaron la casa del bedel. Franco visitó Gijón/Xixón por última vez en 1971, y aprovecharon la visita para reforzar el salón de recepciones con varias vigas.
En 2001, los arquitectos Luis Estébanez y Javier Uría idearon la última reforma, vaciando todo el interior y dejando nada más la fachada, un trabajo que los obreros tuvieron que realizar picando a mano. Del interior, se conservó la escalinata central con la balaustrada y el pasamanos, además de algunas vidrieras y escudos. Casi dos años después, se inauguró con la presencia del aún Príncipe de Asturias, Felipe, acompañado de otras personalidades políticas del momento.
La Plaza Mayor, Plaza de la Villa o La Plaza son las señas postales, esto es, la dirección del Ayuntamiento. Aunque también llevó por nombre Plaza de la Constitución durante la Primera República (1873-1874). Otro nombre que pensaron para ella en este tiempo fue Plaza de la República, pero hubo que esperar a 1931 para hacerlo realidad. De este modo, el Hotel Madrid, en su publicidad anunciaba que disponía de “confortables departamentos especiales para familias” y “habitaciones con agua corriente”, acompañado todo ello con fotografías de chicas y chicos en traje de baño disfrutando de la playa (estando localizado de aquella en la Plaza de la República, 1). Este edificio, que en la actualidad forma parte de las dependencies municipales, es conocido por el estuco con dibujos en relieve que presenta en su fachada, muy poco común en el norte de España.
Del otro lado del edificio del Ayuntamiento hay otro hotel que todavía sigue abierto. En esa casa había nacido Claudio Alvargonzález (el Héroe de Abtao y el alcalde más breve de Gijón/Xixón, que le da el nombre oficial a una parte del Paseo de El Muelle); pero quien tuvo la idea de abrir ahí una hospedería fue Manuel Meana Canal, conocido como ‘L’Aldeanu’, que primero había abierto el chigre El Diablo en la Plaza del Marqués, y ya en el siglo XX compró el terreno para hacer la hospedería El Laurel (que por aquel entonces tenía solo 15 habitaciones).
Con el tiempo, Manuel Meana Canal fue poco a poco ampliando su hospedería y comprando las casas de alrededor, hasta cambiarle el nombre y convertirla en lo que es ahora, el Hotel Asturias. Para ello, tuvo que pedir un préstamo al administrador del Conde de Revillagigedo. Durante la posguerra -que trajo mucha hambruna a Gijón/Xixón-
‘L’Aldeanu’ repartía comida a las familias de pescadores que lo necesitaban. Las colas, por la parte de atrás del hotel, llegaban hasta la Casa Natal de Jovellanos. Cuando murió, dejó en su testamento que se siguiera haciendo dicho reparto.
Pero lo que más aumentó la fama de este hotel familiar fue el rodaje de la película Volver A Empezar, del director José Luis Garci, que se convertirá en la primera película española en conseguir un Óscar en la categoría de Mejor Película Extranjera. En 2014, una aplicación de realidad aumentada permitía a sus huéspedes ver en el móvil (apuntando a algunos objetos) las escenas grabadas dentro del hotel, que en la actualidad tiene cuatro estrellas.
Las entradas a la Plaza Mayor no tienen hoy en día nombre oficial distinto al de la propia plaza, aunque antaño sí lo tuvieron. Algún paso está incluso desaparecido, como el de Correos -que pasó a ser un patio para la vecindad del edificio-. La calle A-20 era la que daba paso a la Plaza del Marqués (donde estuvo el Bar La Pipa, que había que atravesar para llegar a Pelayo). La calle A-18 o la calle Fuente de la Plaza era la que entraba desde la calle Ventura Álvarez Sala. Y por el lado derecho del Ayuntamiento estaba el Tránsito de la Pescadería, que salía al Muro. Por atrás y pegado al edificio que nos ocupa, estaba el antiguo mercado de pescado –que hubo que mover hacia el arenal cuando se acometieron en él las obras (alrededor de 1930), para construir la nueva Pescadería Municipal -. En 1939 quisieron darle a este Tránsito el nombre de Emilio Tuya (en recuerdo de ese alcalde), aunque finalmente lo que sellamó así fue una calle en el barrio de L’Arena.
El Ayuntamiento se usa para celebrar los plenos, para hacer recepciones oficiales y también para celebrar bodas civiles. Pero la Plaza Mayor mantiene una vida popular de encuentro, de paso del Camino de Santiago, de culinos de sidra al sol, de mercado artesano un fin de semana al mes, de pregones de todas las fiestas, de espectáculos musicales, y también de protesta y reclamo social.
BIBLIOGRAFÍA
PIÑERA, Luis Miguel. Las Calles de Gijón. Historia de sus nombres. El Comercio, 2004.
https://www.elcomercio.es/gijon/201508/16/casa-consistorial-cumple-anos-20150816001840-v.html
http://hotelasturiasgijon.es/el-hotel/historia/
https://www.elcomercio.es/gijon/201408/01/cine-aloja-hotel-asturias-20140801003549-v.html
https://gijonenelrecuerdo.elcomercio.es/2019/11/la-nueva-pescaderia-de-gijon-1928-1930.html
https://www.todocoleccion.net/coleccionismo-revistas-periodicos/dos-aspectos-verano-gijon-fotografo-suarez-publicidad-hotel-madrid-gijon-hoja-revista
Sobre el fotógrafo FOAT. Las siglas corresponden a las iniciales de Fotografía Aérea y Terrestre S.A. Es una sociedad que empezó a trabajar en 1958 y sigue aún en activo. Tenía avionetas propias ya en los años cincuenta (algunas de ellas compradas en el extranjero), con las que sus fotógrafos recorrían todo el territorio nacional. FOAT sacó a la luz más de un millón de imágenes que conforman una de las mayores colecciones de fotografía histórica española
Textos : Leticia Blas Barrero. CALENDARIU 2022 SEMEYES UP Y TESTOS ANGUAÑO
Podéis descargarlo en el enlace, contiene fotografías actuales y textos en Castellano y Asturianu.
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